Las informaciones periodísticas que revelan que Koldo García, asesor del exministro José Luis Ábalos, mantenía interlocución directa con la expresidenta del Govern, Francina Armengol, son muy comprometedoras para la actual presidenta del Congreso de los Diputados.
A la vista de estas informaciones, que apuntan que Koldo pedía a Armengol que agilizase la compra de mascarillas, ya que "tu consejero nos está bloqueando", se entiende mucho mejor por qué ni Armengol ni el portavoz parlamentario del PSIB, Iago Negueruela, han querido revelar quién fue el interlocutor que puso en contacto al Govern con la empresa que investiga la Audiencia Nacional, Soluciones de Gestión, para la compra de mascarillas en 2020.
Además y hasta el momento, ni Armengol ni nadie del PSOE han desmentido las informaciones publicadas, lo que deja a la expresidenta de Balears en una situación muy comprometida, más aún de cara a su previsible comparecencia en la Comisión de Investigación que se constituirá la próxima semana en el Parlament balear y también en las Cortes.
Armengol deberá despejar allí las sospechas sobre su presunta relación con la trama de corrupción. Durante demasiado tiempo optó por el silencio y la falta de transparencia, sin ofrecer explicaciones claras y convincentes sobre su implicación personal y la de su gobierno en el caso Koldo. Esta falta de transparencia solo ha contribuido a aumentar la desconfianza ciudadana y las sospechas en torno a su gestión en la compra de las mascarillas fraudulentas.
Armengol tiene la responsabilidad de rendir cuentas ante la ciudadanía y asumir las consecuencias de sus acciones, especialmente en un caso de presunta corrupción que afecta a la integridad de las instituciones democráticas.
La falta de respuesta adecuada ante las acusaciones solo refuerza la sensación de que algunos líderes políticos están por encima de la ley y no rinden cuentas ante la ciudadanía.
La comparecencia de Francina Armengol ante las comisiones de investigación que van a desarrollarse son una oportunidad para despejar dudas y restaurar la confianza en las instituciones democráticas. Su silencio y sus evasivas deben dar paso a explicaciones claras y transparentes, demostrando un compromiso genuino con la rendición de cuentas y la integridad pública.