Comité de Espetos

Se dice que una sociedad está desarrollada cuando procura el bienestar de los presos, de los animales, y de las personas mayores. En nuestro caso, ni a eso llegamos. No podemos hablar de bienestar cuando lo que está en tela de juicio es directamente la dignidad.

Hemos vivido cuatro durísimos meses confiando nuestras vidas y nuestra sostenibilidad económica a un comité de expertos, pensando que las decisiones trascendentales sobre el desarrollo del confinamiento y la desescalada eran tomadas por un grupo sesudo de médicos, científicos, gestores políticos...

Ahora, escuchamos impasibles las declaraciones del Ministro de Sanidad Salvador Illa siendo incapaz de identificar a los miembros del Comité de Expertos, dándonos a entender a las claras que este organismo creado ad hoc para afrontar la epidemia del COVID-19 era un conjunto unitario, por no decir que era un conjunto vacío. Y aquí no pasa nada. Ya sea por estoicismo, nihilismo o simplemente porque estamos anestesiados, seguimos adelante sin rubor, sin exigir la más mínima responsabilidad por un esperpento que sonrojaría al gran Ramón María. Eso sí, hoy hay más gasolina que ayer para los negacionistas del coronavirus.

Olé nuestras tragaderas. A la próxima, Fermín Trujillo for President, y al menos nos reímos un rato. Y perdonen porque reconozco que no es oportuno comparar al tele-espetero más famoso de la televisión con un ministro o presidente,Trujillo sabe lo que es pasar penurias.

Allende los mares no es que se esté mucho mejor. Pasado Finisterre, observamos atónitos como Donald Trump propone seriamente retrasar la convocatoria de las elecciones presidenciales porque de momento las encuestas no le son favorables. Su argumento oficial es que con las medidas de alejamiento comunitario habrá mucho voto telemático y que éste no es fiable. También cuando se presentó contra Hillary Clinton atribuía una eventual derrota a un pucherazo electrónico. Como ganó se olvidó de ello, hasta ahora que lo ha sacado de nuevo de su chistera de estopa.

Esto, mientras se está librando una batalla de Guerra Fría en los laboratorios y en la termosfera. Al alarmante nivel de involución político-social le sumamos a Estados Unidos, China y Rusia mirándose de reojo, escenario demasiado similar a 1914 antes del atentado de Sarajevo. Empieza a ser muy preocupante.