La llegada de fondos europeos permitirá, entre otras cosas, aliviar las arcas municipales más maltrechas a causa de la pandemia. Descartada la petición de los ayuntamientos de gestionar directamente el 15 por ciento de estos fondos, la incertidumbre de las entidades locales se centra ahora en los criterios que se aplicarán para su reparto y en la aceptación, o no, de los diferentes proyectos que se presenten.
En declaraciones a mallorcadiario.com, el presidente de la Federación de Entidades Locales de Baleares, Toni Salas, ha planteado la necesidad de que este organismo lleve a cabo una exhaustiva vigilancia sobre la evolución de los proyectos presentados a la vez que ha alertado de la excesiva burocratización que se ha impuesto a la hora de tramitar las solicitudes. Tanto el Consell de Mallorca como la Cámara de Comercio han habilitado mecanismos de supervisión y asesoramiento, pero existe el temor entre las entidades locales -sobre todo las más pequeñas- de que el sistema acabe impidiendo un reparto justo y equitativo, y que proyectos de gran trascendencia para una zona finalmente se vean truncados.
Las administraciones supramunicipales y la propia Felib deberán hacer un esfuerzo notable a la hora de ayudar en una tramitación que conlleva una rigurosa fiscalización con justificaciones y ejecución de plazos que no admiten márgenes de error. Se trata de evitar problemas y contribuir a que estos fondos permitan la realización de proyectos realmente útiles y transformadores.
Aunque el programa ya se ha puesto en marcha, todavía quedan líneas de ayudas por publicar, de forma que el proceso se halla en una fase incipiente que aún debe asignar partidas para 2023. Hará falta un trabajo muy preciso para evitar distorsiones y problemas, además -obviamente- de no dar cabida a preferencias ideológicas a la hora de determinar el reparto.
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