Firmeza del Govern en Magaluf

El Govern Balear no baja los brazos en Magaluf, sino que sigue trabajando para acabar con actividades que degradan la imagen de Mallorca. La más clara muestra de ello son las recientes declaraciones de Jaime Martínez, conseller de Turisme, al destacar que en la zona de Punta Ballena sobran "según qué tipo de empresarios". Estas afirmaciones tienen una notable importancia cuando ya han pasado casi tres meses desde que este digital publicase el video del mamading. Significa que el Govern no baja la guardia y que sigue trabajando para erradicar prácticas y negocios denigratorios o que generan mala fama para la isla.

Como se sabe, el Ejecutivo actuó con contundencia ya el pasado julio al promover y ordenar una batería de inspecciones en los locales de la zona. Fue el primer paso. Pero está claro que es preciso perseverar y a eso lo tiene muy claro Martínez. Sin bajar la guardia en lo  que resta de temporada, es necesario articular medidas para que el próximo verano ya pueda comenzar a percibirse un nuevo Magaluf, donde queden fuera del lugar y de la normativa las ofertas dislocadas o impresentables.

Pero para conseguirlo hay que trabajar todo el año. Este otoño que ahora comienza y el próximo invierno han de ser claves.Se han de articular los planes y las acciones para cortar el paso a las actividades denigrantes o aberrantes cuando llegue la temporada alta del 2015. Es preciso quitarles las ganas de reincidir antes de que vuelvan a intentarlo.

El Govern tiene mucho poder en sus manos para conseguirlo, pasando también por una estrecha colaboración con el Ayuntamiento de Calvià. Sin duda, el asunto Magaluf tendrá su peso durante la campaña electoral de la próxima primavera. Cuando llegue este momento, es lógico pensar que la Conselleria ya habrá dado muestras claras de hacia donde se dirige su estrategia de actuación y podrá ofrecer los primeros resultados.

Lo más importante es entender que es preciso limpiar esta mancha negra en el prestigio de Mallorca en todos los mercados emisores. Y hay que comenzar por el hecho de que sean los ciudadanos mallorquines los primeros que perciban el cambio.