Seis refuerzos, media docena de futbolistas que, en términos metemáticos, equivalen a medio equipo. Seiscientos cincuenta mil euros invertidos. No había presupuesto para mucho más. O si. Pero lo de Robert Sarver no era eso, poderío económico, ¿verdad?. Ni Culio, ni David Rodríguez, ni Sergio León, los deseados. Sus clubs, dicen, rechazaron ofertas millonarias. Vale. Bien.
Miguel Angel Nadal sigue en su puesto, aunque no pinta mucho. Tampoco lo hacía con Utz Claassen, supervisor de todos sus fichajes y gestor directo en otros de cuya autoría reniega el director deportivo: Hugo Gomes y Lima en un filial incapaz de ganarle al Constancia en la Ciudad Deportiva, Tobías sin ficha en el mercado invernal y Carioca despedido. ¡Quince jugadores contratados en el mes de agosto que no han servido por si mismos para sacar al equipo del descenso, sin contar a aquellos que ya ni siquiera están en plantilla. Maheta Molango les acaba de dar a ambos una lección de cómo se puede y debe fichar sin dinero. O con poco.
Y aún quien rebusca entre los folios de lo imposible, alguna virtud del alemán como máximo y único responsable del club, por ejemplo haber traído o convencido al inversor americano. Aunque eso fuera cosa más bien de Javier Tebas y por la misma regla de tres, habría que atribuir a Serra Ferrer el dudoso mérito de haber metido al actual accionista minoritario. ¡Vamos, que no!. Ah, ya que el Pisuerga pasa por Valladolid, digamos que Geromel, renovado por el Gremio, ha sido elegido mejor defensa central de la primera división brasileña en su circunscripción y apunta a la selección.
El Mallorca ha cerrado una plantilla de veintidós jugadores de los que diez, la mitad si descontamos a los porteros, son centrocampistas y seis de ellos, -Pol Roige, Salomao, Lago Junior, Arana, Pereira y, puntualmente, Brandon- de esos que se definen como carrileros. La figura se llama descompensación en un vestuario en el que únicamente entran dos centrales –Truyols y Kasim aguardan en un nivel inferior-dos pivotes, Yuste y Sissoko, y un lateral zurdo, Oriol. Demasiada competencia interna para una misma posición. El equilibrio será ya para el próximo año.