El país está sumido en una crisis sanitaria, económica, política y social terriblemente aguda y excesivamente prolongada. Aún más en Balears, donde a causa del desplome del turismo, más de 4.000 empresas cerraron en 2020. El paro está desbocado y aún así nos hacemos trampas al solitario, porque los ERTE son de facto gente desempleada, mucha de la cual engrosará las listas del SOIB tan pronto como se ponga fin al respirador artificial que son los ERTE y que no durarán toda la vida.
En este contexto de enorme tensión, sólo hacía falta una chispa para que prendiera el fuego de las protestas que los antisistema de Podemos atizaron convenientemente —vía Twitter de Pablo Echenique, cómo no—, para que el clima social y político sea ya irrespirable. Eso ha dado pie a los saqueos y al vandalismo desatados, que ya se alargan cinco días desde el encarcelamiento de Pablo Hasél, ese sociópata que necesita un efectivo proceso de reinserción social que sólo puede proporcionarle Instituciones Penitenciarias, además de la psiquiatría, como acertadamente apuntaba en 2014 el líder de Podemos y vicepresidente 2º del Gobierno de España, Pablo Iglesias, cuando refiriéndose al “rapero” dijo: “Que no se acerque a mí, sus problemas no son políticos, son de psiquiátrico”.
Pues bien, al fin lo hemos internado pero ahora son muchos los que exigen su liberación para que pueda seguir agrediendo verbalmente a todo el que no piensa como él en aras a una falsa libertad de expresión que se ha confundido con una libertad de agresión que sus víctimas tienen el deber de soportar estoicamente.
Pero si lo pensamos bien, todo este berenjenal de Pablo Hasél y antes las elecciones catalanas —que nada habrán solucionado, como es de ver—, le sirven al Gobierno de PSOE y Podemos, también en Balears, para que se hable de necedades que a pocos afectan y no se ponga el foco en la catástrofe social en que estamos sumidos, con los bancos de alimentos haciendo llamamientos porque no dan abasto y la pobreza afectando cada día a más familias que sin trabajo, no tienen modo de procurarse el sustento.
De ahí que el Secretario de Organización de Podemos, el siniestro Pablo Echenique, azuze a los violentos en las calles por la libertad de Hasél, que les importa tres pimientos. Se trata de que no se hable de su gestión y de cómo está el país, en la quiebra y dependiendo enteramente de los fondos europeos sin los cuales todo se desmoronará.
Esta próxima semana nos embelesarán con las negociaciones para investir president del Govern de la Generalitat de Catalunya a Pere Aragonés, cosa que a muchos nos la trae al pairo absolutamente. Y con eso estaremos otra vez mareados y sin poner el foco de atención en lo que realmente le importa a la gente. Como en Balears, que los cambios en el Govern decididos por la presidenta Francina Armengol han logrado que dejemos de hablar de los casos de corrupción en los cargos públicos que se vacunaron sin que les correspondiese hacerlo, o de la lentitud exasperante en la inmunización general que tanta falta hace. Con habilidad armengoliana, se han silenciado oportunamente las protestas y los movimientos como SOS Turismo o ‘Vacunas, Salud y Economía’, que impulsa el Dr. Miquel Munar.
En los próximos días seguiremos hablando del juicio a Bárcenas por la caja B del PP. Arrancará la Comisión de Investigación por la operación Kitchen, que también copará papel, directos y horas y horas de tertulias, para dejar claro la maldad de la derecha española, que ya no gobierna desde hace dos años y medio. Y si no, la Ley Trans, que tiene a la izquierda a zurriagazo limpio, pero que afecta a quien afecta. Y si no, hostias en vinagre. Pura comedia para que no se hable de la catastrófica gestión política de la pandemia; y del drama económico y social que nos ha traído y que ni el Gobierno de España ni el Govern balear son capaces de afrontar con mínimas garantías de éxito.
Sigamos disfrutando del debate público sobre la libertad de expresión y sigamos viendo a Valtònyc y a Pablo Hasél en la tele, como si eso nos preocupara más que saber de qué vamos a vivir en las próximas semanas. Y si nuestras empresas y negocios podrán resistir hasta el verano.