El IBSalut tendrá que repetir las oposiciones para cubrir las plazas de especialistas de medicina interna que había sacado a concurso el pasado mes de febrero. Este lunes, el Servicio de Salud ha avalado la decisión que el tribunal calificador había adoptado en este sentido, especialmente por la dudas suscitadas sobre la transparencia del proceso. Se trata de 17 plazas que debían ser cubiertas en los cinco principales hospitales de la comunidad y a las que se presentaron 73 aspirantes.
Ahora, las oposiciones volverán a celebrarse en mayo, con el consiguiente trastorno para los aspirantes y el retraso en la prestación de un servicio público básico. El tribunal calificador ha forzado la decisión por la incertidumbre generada en torno al proceso llevado a cabo en febrero, haciendo hincapié en la necesidad de realizar las oposiciones con total transparencia.
Salut ha confirmado tal extremo y se ha apresurado a pedir disculpas por los trastornos ocasionados. No deja de llamar la atención el paralelismo existente entre este caso y el producido en el País Vasco, hace apenas tres semanas, donde el consejero de Sanidad y la directora de la Osakidetza -el equivalente vasco del IBSalut balear- tuvieron que dimitir por las sospechas surgidas en torno a la oferta pública de empleo para especialidades médicas, cuyos exámenes tuvieron que repetirse en algunos de los casos.
Mientras el caso vasco ha provocado dimisiones y hasta la intervención de la Fiscalía, el fiasco de Baleares no tiene visos de ir más allá de la repetición de las pruebas y la consiguiente pataleta de los afectados. A un mes de las elecciones autonómicas no parece que vaya a haber movimientos de calado. También es cierto que, en volumen, el caso vasco afectó a miles de opositores, mientras que el balear no llega a los 100. Pero el trasfondo de uno y otro caso es el mismo y sería oportuno que no se diera pié a alimentar sospechas de que se actúa para favorecer a adeptos. Especialmente en un tramo final de la legislatura.