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El falso debate de las motos y la ORA

miércoles 08 de junio de 2022, 08:11h

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A falta de ideas útiles, el Ajuntament de Palma se dedica a lanzar globos sonda para ver con qué entretiene al personal mientras la ciudad se cae a pedazos ante la indolente mirada de José Hila.

El último -pues el penúltimo fue el sainete de la Pride Week a cuenta de los podemitas Vivas y Jarabo- ha sido el del PMUS (Plan de Movilidad Urbana Sostenible) y su propuesta para que las motocicletas paguen la ORA como hacen actualmente los automóviles y que dejen de poder acceder a las zonas ACIRE.

La propuesta, que no es nueva, pues lleva ocho años en el texto, es un verdadero disparate -uno más-, cuyo único propósito es domesticar y exprimir económicamente al ciudadano, en lugar de tratar de dar respuesta a sus necesidades.

El concejal al cargo, Xisco Dalmau, especialista en provocar conflictos allá donde no los había, argumentaba a favor de la medida. Muchos opinadores picaron el anzuelo y abrazaron la propuesta en pro de una solidaridad impositiva que responde al principio filosófico "si a mí me fastidian, que se joda todo el mundo", argumento que acaba favoreciendo las ansias recaudatorias de Cort, que son muchas, especialmente a once meses de las próximas elecciones municipales.

Hay quien vio en la manifestación de motociclistas tras el reflejo mediático de la medida un inaceptable -y ruidosa- instrumento de presión. Bienvenidos a la democracia y al derecho de manifestación. Al cabo, parece que fue eficaz, porque el ayuntamiento parece haber reculado.

Lo cierto es que las motocicletas y ciclomotores, se pongan como se pongan los gurús de la circularidad y el perroflautismo, hacen posible que Palma no sea un atasco permanente. El argumento del ruido que producen sería aplicable a una pequeña porción de estos vehículos, la mayor parte de los cuales no tienen vocación urbana y raramente se emplean como instrumento de trabajo.

Además, convendrán conmigo que no es lo mismo que un ciudadano circule en solitario a bordo de su SUV de cuatro metros y medio y 2.000 cc, que que lo haga en una motocicleta de pequeña o mediana cilindrada. Su impacto ambiental nada tiene que ver y su contribución a la movilidad, tampoco.

Cosa distinta es que Cort racanea los espacios de aparcamientos reservados para motos, porque claro, en ellos no recauda nada. Para muestra, un botón: La recientemente inaugurada reurbanización de un tramo de la calle General Ricardo Ortega ha supuesto la eliminación de la mayor parte de los reservados para motos, favoreciendo la invasión de los espacios previstos para automóviles. ¿Qué quieren, generar un clima hostil contra los moteros con el que justificar que tengan que pagar? Creerán que somos todos imbéciles.

Si Hila y Dalmau están tan preocupados por la movilidad sostenible, no sé a qué esperan a sembrar la ciudad de cargadores para motos y coches eléctricos. Ninguno de los proyectos municipales que van a inaugurarse en los próximos meses como fin de fiesta, los contempla, y los existentes son clara y ridículamente insuficientes. Mucha circularidad, sostenibilidad y gaitas, pero a la hora de la verdad, con su incompetencia fomentan los combustibles fósiles.

Eso, y que de una vez ejecuten el tranvía que vienen prometiendo los consistorios progres desde hace más de veinte años, en los que lo único que han conseguido ha sido dilapidar nuestro dinero en proyectos que acaban en un cajón.

Predican lo que no creen, así de simple.

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