El director de Investigación de la Escuela Universitaria Adema, el doctor Ángel Arturo López, uno de los firmantes de este estudio, ha explicado que este análisis se ha realizado con los datos recabados de más de seis mil personas que acudían a los reconocimientos médicos de sus empresas entre marzo de 2019 y marzo de 2021, lo que ha permitido realizar una comparación exhaustiva del periodo de antes de la pandemia (2018-2019).
Según arroja el estudio, “se aprecia un incremento de la enfermedad de hígado grado no alcohólico (NAFLD) y un empeoramiento en las escalas de resistencia a la insulina, con aumento del peso corporal, en la masa corporal, en los niveles de colesterol con mayores índices de LDL (colesterol del malo) y de la glucosa”.
El doctor Ángel Arturo López ha detallado que “durante el estudio, se valoraron las diferencias en los valores medios de los parámetros antropométricos y clínicos antes y después del confinamiento. En conclusión, el aislamiento provocó un empeoramiento de los factores de riesgo cardiovascular debido a un aumento de las escalas de estimación de la grasa hepática y un mayor riesgo de presentar hígado graso no alcohólico y cambios en la resistencia a la insulina”.
MÁS CASOS NO ASOCIADOS AL ALCOHOL
La enfermedad del hígado graso no asociado al consumo del alcohol (NAFLD, por sus siglas en inglés), a juicio del doctor López, va en aumento. Como su nombre indica, el hígado graso es una enfermedad crónica causada por la acumulación de grasa dentro del mismo órgano, relacionada con el sobrepeso, la obesidad, la resistencia a la insulina, la hiperglucemia y los niveles elevados de triglicéridos, lo que conduce a un mayor riesgo cardiovascular.
El doctor López ha explicado que los varones y las personas de edad más avanzada son las que muestran "un empeoramiento mayor tanto del riesgo de hígado graso no alcohólico como de resistencia a la insulina. Además, se observan peores valores en las personas de clases sociales más desfavorecidas”.
Ante esta radiografía, el equipo de investigadores del Grupo Adema Salud del IUNICS aconseja que “se cambie de tipo de dieta, apostando por la mediterránea, rica en frutas, verduras, pescado azul, aceite de oliva y cereales enteros; se eviten los azúcares simples, bebidas azucaradas, la fructosa o grasas saturadas, y se realice ejercicio físico, tanto aeróbico como anaeróbico”.
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