A falta de quince partidos por disputar, el Mallorca se ha complicado mucho la vida. Necesita 22 puntos para asegurar hipotética y estadísticamente la permanencia y en 27 jornadas sólo ha sumado 28. Es decir, poco más de un punto por partido o, expresado en porcentaje un 34’5% del total posible. Debería llegar prácticamente al 40% para huir de las plazas de descenso. De no cambiar estos guarismos en junio sumaría entre 43 y 44 puntos y, por lo tanto, descenso seguro. Desde otro punto de vista y en términos relativos ha de ganar no menos de la mitad de las jornadas restantes o no perder más de tres confrontaciones.
Los resultados de la última jornada han supuesto un verdadero mazazo más allá de las derrotas del Almería y el Mirandés. La victoria del UCAM Murcia en el estadio de los Juegos del Mediterráneo supone para los pupilos de Francisco un punto de moral que contrasta con el golpe propinado por el Tenerife a los de Olaizola. Unos afrontarán el evento con la motivación por las nubes y otros por los suelos. Una derrota en la Condomina alejaría a los universitarios hasta seis puntos más el golaverage, ya que en la primera vuelta ganaron en Son Moix. Al término de la primera vuelta el Nastic, otro ejemplo, era colista con cinco puntos menos que el Mallorca. En cinco semanas y de la mano de Merino, el equipo catalán ha conquistado 11 puntos por los cinco de los bermellones y ya le supera en la tabla.
El Córdoba, ¡ojo! al dato, no ha cesado al entrenador, el que sustituyó a Oltra, sino a su director deportivo. Si la propiedad del Mallorca fuera coherente y estuviera mejor informada debería haber cesado ya a Maheta Molango. Seguro que los futbolistas lo agradecerían.
