En el momento de escribir este artículo a las 7,30 horas de la mañana, esta era la demoledora y trágica cifra de suicidios, según la Organización Humana de la Salud ( Suicide Preventivo ) . Unos 200.000 menos que los muertos por accidente de tráfico.
El pasado lunes fue el día Día Mundial de la Prevención del Suicidio para la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Según la propia OMS, el suicidio no es un problema de salud mental; ni un trastorno, ni una enfermedad. Se trata de un problema de Salud Pública. Está documentada su relación con los trastornos mentales. Si bien el sufrimiento psíquico aparece en la mayoría de los casos de suicidio, éste puede estar causado por múltiples situaciones. Está clara la relación con el trastorno o la enfermedad mental grave pero es muy importante conocer la conexión con factores de estrés precipitantes.
Es decir hay que individualizar y contextualizar siempre la conducta suicida. No solo muere (es decir se quita la vida el suicida). Las familias también son arrasadas por este trágico y destructivo tsunami emocional. La hipoteca emocional que deja en cónyuges, hijos, padres etc les acompañara toda su vida a través de duelos crónicos y patológicos que hacen muy difícil su elaboración.
Es la propia OMS la que señala lo siguiente:
Si bien el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular los trastornos relacionados con la depresión y el consumo de alcohol) está bien documentado en los países de altos ingresos, muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis que menoscaban la capacidad para afrontar las tensiones de la vida, tales como los problemas financieros, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos.
La mayor parte de los que tienen ideas suicidas están, además, deprimidos.
Los dos principales motivos por los que una persona se deprime son, en primer lugar, la pérdida del control sobre su situación vital y sus emociones y, en segundo lugar, la pérdida de toda visión positiva del futuro (desesperación). Ante la depresión y las ideas suicidas que de ella derivan sólo puede resultar eficaz una terapia que ayude a recuperar el control y la esperanza.
La depresión hace que la visión del mundo circundante se estreche hasta tal punto que se llegue a distorsionar la realidad. Los individuos se fijan únicamente en los aspectos negativos de la vida, y los positivos los pasan de largo como si no tuvieran importancia alguna o, sencillamente, no existieran.
. Interiorizan una tristeza persistente y angustiosa que, como la muerte súbita del padre o de la madre, produce un dolor que dura semanas, meses e incluso años. Empiezan a creer que nada los puede aliviar y que su dolor no va a acabarse nunca. ¡Puede que la única solución sea la muerte!
El suicidio no soluciona nada, lo único que hace es adelantar el final sin haber encontrado la solución. No se puede decir que el suicidio sea una opción, ya que "opción" quiere decir "posibilidad de optar o elegir", y el suicido nos arrebata para siempre lo uno y lo otro. La muerte es un acontecimiento irreversible que, no sólo no elimina el dolor, sino que lo transmite a quienes nos rodean. También transmiten su dolor las personas que viven en la más absoluta soledad y se quitan la vida. Se lo transmiten a aquellos miembros de la sociedad a quienes les importa y les preocupa.. Sea cual sea la causa de la depresión, cualquier persona puede verse asaltada por intensas ideas de suicidio cuando el futuro se muestra desesperanzador.
Además, las experiencias relacionadas con conflictos, desastres, violencia, abusos, pérdidas y sensación de aislamiento están estrechamente ligadas a conductas suicidas. Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables objeto de discriminación, por ejemplo, los refugiados y migrantes. Deben de implementarse programas de detección precoz y tratamiento de la depresión así como de la prevención de suicidio. Deben de ponerse más recursos en la lucha contra el injusto rechazo y estigma que soportan los enfermos mentales y sus familias.
El cerebro humano tiene un límite, es como la tarjeta visa, a veces entra en quiebra total y el psiquismo se desborda como un gran tsunami (odio, resentimiento, venganza, desamparo, desesperanza) o páramo emocional (desafección total) se activan circuitos que conducen a un gran auto y heteroagresividad. Una situación traumática y dolorosa, que no puede ser elaborada psíquicamente es “vomitada” a través del daño.
En sus peores momentos la vida humana no es algo trágico, sino carente de significado o sentido. Pero seguimos siendo personas y aunque el alma esté rota, la vida prosigue
7.59 Al acabar este artículo el número de suicidios ha ascendido a 749.945. Es decir en media hora 7 suicidios más.
Ah y recuerden aun, aquí y ahora que estamos en derrota pero nunca en doma.