En España andamos con un televisor de plasma de los modernos (aunque no demasiado caro) pero para manejarlo utilizamos el libro de instrucciones del primer modelo de la misma marca.
No entraré en qué aspectos deberían enmendarse de la Constitución y cuáles no. Ni en si estuvo bien el pacto nocturno y alevoso entre PP y PSOE para meterle un atraco a la Carta Magna hace un par de años.
El tema es el del libro de instrucciones de la tele. El primer televisor de marca que tuvimos en casa llevaba un libro de instrucciones que, aunque no lo comprendíamos muy bien, al menos servía para las funciones básicas. Estudiándolo parecía que no había límite de posibilidades para nuestro aparato.
Tengo la sensación de que, con el paso de los años desde 1.978, a nuestro televisor actual (tecnológicamente soberbio) lo estamos manejando con el libro de instrucciones del primero que tuvimos. O lo que es lo mismo, limitados y rehenes.
La Corona, el federalismo, el límite de endeudamiento, el derecho al trabajo y a la vivienda.... En suma, parecen ya varios los motivos que declaran que esta sociedad necesita que le quitemos el precinto a la Constitución Española, aunque sólo sea para mantener al lado de ella ese deber de otorgar libertades a los españoles.
Es más. Seguro que si lo hubiéramos hecho antes, Catalunya no estaría en el plan que está ahora. Se trata de sentirse querido y cómodo.
No sé a qué viene el miedo. Estados Unidos es ejemplo para este tipo de cosas y tiene una Constitución llena de zurzidos y a cada zurzido están más orgullosos de ella.
Estoy por que estemos orgullosos de la nuestra. Estoy por que nos manden el libro de instrucciones de la tele nueva. Y que Rajoy suelte el mando de la tele y lo comparta un rato con los que compartimos sofá con él.
