Este lunes 22 de enero empezó en Camerún la campaña de vacunación masiva de los niños contra el paludismo, lo que significa un hito sin precedentes en la lucha global para el control y, en último término, la erradicación de la enfermedad.
El paludismo o fiebres palúdicas, también llamado malaria, es una de las enfermedades infecciosas que afecta y mata a más personas a nivel mundial. Aunque ha sido erradicado de los países desarrollados hace décadas, sigue siendo un azote en muchas zonas del mundo. Según cifras de la OMS en 2021 se produjeron unos 217 millones de casos y 619.000 muertes en el mundo, de ellos el 95 % de los casos y el 96 % de las muertes en África, el resto en Asia y Sudamérica, con una ínfima proporción en los países desarrollados, prácticamente todos importados.
La mayoría de las muertes corresponden a niños africanos, medio millón al año según la OMS, de ahí la importancia de mejorar los sistemas de prevención contra la enfermedad en la edad infantil. Las medidas que se venían usando hasta ahora: protección de las ventanas y lechos con mosquiteras, control de los mosquitos transmisores y quimioprofilaxis estacional en época de gran transmisibilidad, han sido de eficacia limitada, debido a las condiciones socioeconómicas, al territorio, al clima y a las limitaciones de los sistemas sanitarios en las zonas endémicas de la enfermedad.
La vacuna ha venido siendo probada en tres planes piloto en Ghana, Kenia y Malawi desde 2019. En estos años se ha vacunado a unos dos millones de niños con un éxito notable, habiéndose reducido el número de casos en un 75 % en las zonas de gran estacionalidad de la transmisión de la enfermedad. Una vez completados los programas piloto en 2023, se inicia este año la vacunación masiva, primero en Camerún, al que seguirán Burkina Faso, Níger, Liberia y Sierra Leone, países todos, como Camerún, del África occidental, del golfo de Guinea y el Sahel, pero ya hay más de 28 países africanos que han solicitado el suministro de vacunas para incluir la inmunización en sus planes nacionales de prevención del paludismo.
La disponibilidad de vacunas está garantizada por el esfuerzo conjunto de la OMS y algunas organizaciones subsidiarias de la ONU, como la Alianza para las vacunas, GAVI, y otras privadas, como End Malaria de Bill Gates, así como las farmacéuticas que las desarrollan y producen, que tiene como objetivo suministrarlas a un coste bajísimo o gratuito, adaptado a las escasas disponibilidades económicas de los países afectados.
En breve estará disponible una segunda vacuna, muy similar a la primera, que permitirá garantizar el suministro necesario para las necesidades globales. Las vacunas están dirigidas contra el Plasmodium falciparum , el más peligroso, mortífero y frecuente de los cuatro parásitos que producen la enfermedad.
Estas vacunas constituyen la primera herramienta verdaderamente útil en la lucha para erradicar una de las enfermedades que más sufrimiento y muerte han provocado en la historia de la humanidad. Aunque su eficacia no sea completa, permiten reducir en un porcentaje muy significativo el número de casos y muertes infantiles y suponen un paso de gigante.
En el futuro inmediato se desarrollarán con toda seguridad nuevas vacunas más eficaces y que abarquen todas las especies del parásito, pero este primer paso es decisivo y una esperanza en la lucha contra el paludismo.