La secretaria general de Escola Catòlica de les Illes Balears, Llúcia Salleras Julià (Porreres, 1969), conoce bien el mundo de la enseñanza, pues ha impartido clases tanto en centros concertados como públicos. Licenciada en Ciencias Económicas por la UIB, en la actualidad es además la directora del Col·legi L'Assumpció de Binissalem. En la entrevista, Salleras se pronuncia sobre las controvertidas declaraciones efectuadas la pasada semana por la ministra de Educación en funciones, Isabel Celaá, en la inauguración del congreso de Escuelas Católicas. «El derecho de los padres a escoger una enseñanza religiosa o a elegir un centro educativo no son una emanación estricta de la libertad de enseñanza reconocidas en el artículo 27 de la Constitución», afirmó Celaá entonces, para matizar a continuación: «No quiero decir que no haya libertad, quiero decir que no está dentro del artículo 27». La polémica por esas palabras sigue todavía hoy abierta.
¿Qué valoración hace de las recientes declaraciones de la ministra Celaá sobre la educación concertada?
En primer lugar, creo que la ministra se equivocó en el contexto en el que hizo esas declaraciones. No era el lugar adecuado. En ese sentido, no entendemos bien la controversia que intentaba crear. Además, llevaba su razonamiento bien preparado, no lo improvisó y por tanto dijo lo que quería decir. En segundo lugar, los argumentos jurídicos que utilizó la ministra no son correctos. La Constitución es muy clara. En su artículo 27, nos da a todos los españoles un derecho fundamental, que es la libertad de educación y de enseñanza. Entendemos que dentro de la libertad de enseñanza queda implícita la libertad de elección de centro. Por tanto, el Estado ha de avalar que todos los ciudadanos, sean de la clase social que sean, puedan elegir el centro que quieren.
¿El Estado debe garantizar entonces la educación concertada?
Efectivamente. Si hay una parte de la sociedad que quiere optar por un centro que no sea público, con un proyecto educativo concreto, en el que esté patente la religión católica, el Estado ha de garantizar la libertad de esos ciudadanos para poder escoger ese tipo de centro. Tiene que haber colegios concertados.
"Los centros concertados deberíamos tener los mismos recursos que los públicos"
¿Es positivo que haya la posibilidad de poder elegir entre la concertada y la pública?
Sí, lo es. El primer beneficio de esta situación es que se puede decidir en libertad qué tipo de escuela quieren las familias para sus hijos. El segundo beneficio es el ahorro que este modelo representa para el Estado, ya que en las escuelas concertadas el coste medio por alumno le sale más barato a la Administración que lo que pueda suponer el coste por alumno en una escuela pública.
¿Cree, en cualquier caso, que podría iniciarse a partir de ahora un ataque contra la concertada?
Yo soy una persona muy prudente y por tanto le diría que creo que tenemos que esperar un poco. Además, hace unos días el consejero de Educación, Martí March, hizo unas declaraciones diciendo que la escuela concertada no ha de temer nada. Eso de que no hemos de temer nada tampoco me lo creo —sonríe—, porque los partidos políticos no dejan de tener su ideología en materia de educación tanto cuando están en el Govern como cuando están en el Gobierno central.
"En las escuelas concertadas, el coste medio por alumno le sale al Estado más barato que lo que pueda suponer en una escuela pública"
¿Cuál es la representación de Escola Catòlica en las Islas?
La enseñanza concertada representa en Baleares el 30% de las escuelas que hay en el Archipiélago. Tomando como base ese porcentaje, Escola Catòlica representa a 74 centros escolares, todos ellos de ideario católico.
¿Cómo es la relación con el actual consejero de Educación socialista?
Yo creo que hay una predisposición mutua al diálogo, tanto por parte del Govern como por parte nuestra. Así, por ejemplo, antes de hacer pública una queja, intentamos siempre que la Consejería la conozca antes. A partir de aquí, esa predisposición al diálogo a veces da lugar a acuerdos y otras veces no ocurre así. Por tanto, tendríamos que profundizar más en ese sentido, porque si nos sentamos a la mesa para negociar, es con el propósito de llegar a acuerdos que luego se cumplan siempre.
¿Tienen ahora mismo alguna queja concreta que formular al Govern?
Sí, en relación al dinero que nos manda. Los fondos que el Govern nos envía para los gastos de funcionamiento de nuestros centros, los denominados módulos de concierto, están congelados desde 2008. Como usted comprenderá, desde ese año hasta ahora los gastos que tenemos hoy son mucho más elevados. Eso hace que nuestras escuelas, muchas de ellas pequeñas, tengan difícil subsistir. Por tanto, queremos reivindicar de manera alta y clara una mejora de dichos módulos. De hecho, por ahora esa mejora no está prevista en los Presupuestos Generales de la Comunidad de 2020. Una vez más, nos dejan estos módulos congelados.
"Con el Govern hay una predisposición mutua al diálogo, tanto por parte suya como por parte nuestra"
¿Cuáles serían sus principales peticiones para esta legislatura?
Por una parte, como le acabo de indicar, un aumento en los módulos de concierto. Otra petición sería la necesidad de clarificar los pactos de escolarización que ya tenemos en marcha en diferentes poblaciones en las que hay mucha afluencia de inmigrantes. Nosotros entendemos que esos pactos de escolarización se tendrían que poner por escrito. Por otro lado, en los centros concertados deberíamos tener los mismos recursos que en las escuelas públicas, ya no sólo a nivel económico, sino también de recursos humanos, con profesorado de atención a la diversidad o desdoblamiento de aulas.
Las escuelas concertadas acogen también, por tanto, a alumnos inmigrantes...
Por supuesto. Yo les invito a que vengan a nuestras escuelas y lo vean, que visiten los centros escolares que tenemos tanto en Palma como en otros municipios. Si van por ejemplo a Sant Vicenç de Paül, en Manacor, se encontrarán en las aulas con un porcentaje de inmigrantes magrebíes muy considerable. En ese sentido, no es cierto el tópico o la idea preconcebida de que los colegios públicos acogen más alumnos inmigrantes que los concertados.
¿Su ideario es esencialmente católico?
Así es. Nuestro ideario es católico. Por tanto, cuando viene una familia a una de nuestras escuelas, sabe que nosotros educamos con los valores del Evangelio. Eso no implica que seamos cerrados o que no seamos tolerantes, pues si fuera así, no se entendería que podamos tener en nuestras aulas a tantos alumnos de otras religiones.
"Lo que queremos es que cuando los alumnos salgan de nuestras escuelas, tengan una educación integral"
Abogan entonces por el humanismo cristiano...
Efectivamente. Lo que queremos es que cuando los alumnos salgan de nuestras escuelas, tengan una educación integral. Queremos que tengan capacidades para la vida y que estén preparados hacia fuera, pero también queremos que sean ricos hacia dentro, por lo que respecta a su interioridad. A partir de ahí, cada uno es luego libre de poder trabajar ese camino hacia la espiritualidad. Nosotros les mostramos ese camino a nuestros alumnos, pero luego ellos llegan donde tienen que llegar.
¿Qué supone, en definitiva, la escuela concertada?
La escuela concertada permite que las familias puedan elegir la educación que quieren en libertad y en igualdad de condiciones. Si únicamente hubiera escuela pública, eso no sería posible.