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Paz Alcoverro: 'Muchas veces me he sentido discriminada por tener VIH'
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(Foto: J. Fernández Ortega)

Paz Alcoverro: "Muchas veces me he sentido discriminada por tener VIH"

Por Marina Forteza
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mfortezamallorcadiariocom/8/8/23
viernes 01 de diciembre de 2023, 15:54h

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Hace 33 años que a Paz le diagnosticaron VIH. Aquel uno de diciembre, Paz tenía 20 años y el miedo se apoderó de ella. "La gente se estaba muriendo", recuerda. Su caso es un ejemplo de superación y aceptación, que le ha llevado a ser la cara y la voz de la asociación que considera que le cambió la vida, ALAS, y que le permite poder contar ahora, con una amplia sonrisa, su historia y demostrar que sí se puede tener una vida normal y luchar contra la exclusión social. "Sentirte apoyada y poder contar que vives con VIH, ayuda a desarraigar el estigma y, sobre todo, a no vivir con un peso enorme".

"Fue como volver a nacer". Así recuerda Paz Alcoverro el día que le comunicaron que tenía VIH, y que coincide con el Día Mundial de la lucha contra el virus, que se conmemora cada uno de diciembre. Diferente es la situación actual en Baleares desde que se detectó el primer caso en el año 1983, una época en la que el miedo imperaba en aquellos que eran diagnosticados ante algo desconocido. Según los datos registrados hasta 2022, en las islas hay 2.863 casos de VIH, personas que pueden vivir con normalidad gracias al avance de la medicina, pero que tienen que afrontar un estigma que continúa impregnado en la sociedad.

La también presidenta de la Associació de Lluita Anti-Sida de Baleares (ALAS), explica que "la baja autoestima y la vergüenza de contarlo es lo que más afecta a nivel emocional". Para Paz, es muy importante el contexto de cada persona y su red de apoyo. "Siempre he tenido una experiencia positiva a la hora de contarlo, tanto que hasta hago un trabajo de visibilidad más público para luchar contra el estigma". "No somos personas ni raras, ni peligrosas", afirma.

"La baja autoestima y la vergüenza de contarlo es lo que más afecta a nivel emocional"

Aunque advierte que hay quienes sufren doble discriminación. "Si eres inmigrante, mujer, de la comunidad LGTBI, tienes dificultades económicas, o has sido drogodependiente, todo se complica aún más", sostiene. La aceptación depende, en gran parte, de la capacidad del paciente de contarlo a su entorno, y de que este le ayude a llevarlo con normalidad. "A veces nosotros mismos interiorizamos creencias externas que nos hacen vivir con miedo, pero sin duda lo más difícil es contarlo, o sentir ese miedo a ser rechazado". "Muchos se preguntan, ¿Podré volver a tener pareja?, y yo siempre cuento que yo he podido tener una relación estable durante más de veinte años y, usando los métodos de protección, nunca tuvimos problema".

"En el ámbito sanitario me he sentido discriminada por tener VIH"

Donde Paz sí se ha sentido discriminada ha sido muchas veces en el ámbito sanitario. "Algún médico me ha pedido que me ponga doble guante o incluso dejan a muchos pacientes con VIH para ser operados los últimos, cuando las medidas de prevención son las mismas para todos, porque muchos no saben que tienen el virus; los médicos también tienen estigmas y también desconocen muchos aspectos del virus".

"Una vez consigues estabilizar el virus, el problema es contarlo". Para no tener que exponerse a esta situación, algunos se abstienen de hacerlo, incluso a sus padres. Porque existe otro riesgo: que divulguen tu cero estatus. "Es una estrategia de supervivencia, hay gente que por esto ha perdido trabajos y amistades". Sin embargo esto supone "vivir con un peso enorme". "Si el estigma no existiese, el VIH sería una enfermedad crónica a la que te adaptas, como un diabético". Paz explica además que incluso el propio estigma influye en que se hagan menos pruebas de detección.

Actualmente el VIH apenas es letal pero, a diferencia de otras patologías, afecta directamente a la salud mental y a la calidad de vida. El imaginario que quedó de la época de los 90, cuando la gente pensaba que la transmisión era más bien por contagio, con la simple presencia, se ha ido alejando gracias al conocimiento y la visibilidad. "Está demostrado que las personas que conocen a otras con el virus, y ven que no pasa nada, dejan de estigmatizar; no conocer las formas de contagio es lo que nos lleva al miedo irracional", explica Paz, y defiende que la mayor arma contra los prejuicios está en algo tan simple como contarlo. "Cuando te expones y ves que no pasa nada, cuando se lo cuentas a personas después de tiempo que te conocen...".

"Es muy difícil salir adeltante sin poder compartir que tienes VIH".

Y es que Paz admite que queda mucho por hacer: "Es alarmante que las encuestas constaten que hay todavía un 20 por ciento de padres que no llevaría a su hijo a una clase con alguien que tenga VIH". La investigación ha permitido acabar con muchos mitos, y que necesitan además de su correspondiente divulgación. "Hay un estudio Partner 2 que evidencia que las personas medicadas, con carga indetectable, no pueden transmitir la infección por via sexual, y eso la mayoría de gente lo desconoce, incluso los afectados", admite.

A pesar de que la mayoría de casos están controlados, sigue habiendo diagnósticos tardíos, cada vez más en mujeres. Un factor que se debe a "la falta de percepción del riesgo tanto de las personas como de los profesionales sanitarios, ya que no hablan de sexualidad ni preguntan, guiándose por estereotipos. Si entra una persona homosexual, probablemente le hagan preguntas que a una mujer ni le plantean".

El virus no tiene todavía una vacuna, aunque para los pacientes es más importante poner el foco en la investigación social. "Nunca es suficiente, sería importante que saliese una vacuna, pero hay que tener en cuenta que ha habido muchos intentos fracasados; es muy difícil. Lo que hace falta es más investigación social, porque sí, estamos vivos, pero tenemos mucho más riesgo de sufrir problemas de salud mental". Además, desde ALAS consideran que actualmente "faltan campañas de sensibilización y prevención", y reivindican "una educación sexual transversal; no sirve de nada que un día se haga un taller en el colegio".

ALAS se dedica a la salud sexual, tanto desde prevención como la atención personalizada. Su gran baza es el acompañamiento a las personas que viven con VIH, facilitándoles atención psicológica y poniendo en común sus inseguridades, miedos y logros. La asociación supuso un antes y un después para Paz, porque en lo que más incide ella es en que "es muy difícil salir adelante sin poder compartir que tienes VIH".

"El amor no protege de todo", es el mensaje con el que Paz concluye esta conversación. "Cualquiera puede vivir con la infección y no saberlo. Es importante hacerse pruebas siempre antes de dejar de utilizar métodos anticonceptivos de barrera". Pero también lanza un cometido para las administraciones y el sector sanitario: "El próximo reto es conseguir una atención multidisciplinar para las personas con VIH, porque vamos a necesitar diferentes perfiles médicos en nuestro día a día, sobre todo para poder tener una buena salud mental. Los índices de depresión y ansiedad son superiores a la media en estos casos".

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