Tras una trayectoria profesional ejemplar de más de cuarenta años, el coronel Antonio Ortiz (Almería, 1958) es desde hace sólo unos pocos días una persona jubilada, al haber cumplido recientemente los 65 años de edad. La mayor parte de su etapa laboral estuvo destinado en Mallorca. Así, durante casi veintiún años fue el jefe de la Oficina de Comunicación de la Comandancia General de Baleares. Posteriormente, en 2021, fue designado director del Centro de Historia y Cultura Militar, así como también presidente de la Comisión Permanente del Castillo de San Carlos, cargos que ocupó hasta su reciente jubilación. Persona muy querida y respetada por todos los periodistas y medios de comunicación isleños, afronta ahora esta nueva etapa vital y personal de manera activa y también con ilusión.
¿Qué sensaciones tiene estos días?
Bueno, yo creo que todavía no siento que esté realmente jubilado, porque mi último acto militar fue hace apenas unos días, el pasado 15 de febrero, tras el cual colgué el uniforme. De hecho, mi despertador sigue sonando a la misma hora de siempre, a las seis y cuarto de la madrugada, y mis primeras horas de la mañana siguen siendo exactamente igual. Me levanto, me aseo, me afeito, tomo el desayuno y hago lo que hacía los dos últimos años, que era ir andando tranquilamente desde mi casa hasta una cafetería de aquí del centro de Palma, tomarme mi café y leer la prensa.
¿Y una vez leída la prensa?
Una vez leída la prensa, es cuando ahora empieza ya mi vida de jubilado -sonríe-. En estos primeros días uno no se para, porque siempre hay cosas pendientes por hacer, pero lo que sí tengo claro es que no quiero ser simplemente un jubilado. Yo quiero seguir activo y quiero seguir haciendo cosas. No hacer nada no va conmigo. Ingresé en el Ejército con 18 años y acabo de cumplir los 65 años hace poco. Este parón porque legalmente te tienes que jubilar no quiere decir que no puedas seguir siendo una persona activa.
¿Qué cosas le gustaría hacer a partir de ahora?
Ahora mismo estoy abierto a cualquier cosa. Como sabe, cuento con una dilatada experiencia en comunicación y soy militar, por lo que tengo un abanico muy amplio de expectativas. Si no, seguiré con el deporte, que siempre me ha apasionado. En estos momentos, por ejemplo, estoy aprendiendo a jugar al golf, que es más difícil de lo que uno piensa. Pero, bueno, mi idea es seguir con mi horario y si puedo hacer alguna cosa, hacerla.
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En su última etapa profesional simultaneó dos relevantes cargos...
Efectivamente. Hace dos años me nombraron presidente de la Comisión Permanente del Castillo de San Carlos y director del Centro de Historia y Cultura Militar de Baleares. También es verdad que vinieron refuerzos de la Península que se encargaron del Castillo de San Carlos, por lo que en estos dos años me he dedicado esencialmente a la dirección del Centro de Historia y Cultura Militar.
¿Cuál ha sido su labor principal como director del citado centro?
Mi misión en estos casi dos años en que he dirigido el Centro de Historia y Cultura Militar ha sido dar a conocer las diferentes actividades que culturalmente realiza el Ejército. Y yo creo que lo hemos conseguido. La cultura militar era una gran desconocida, a pesar de que en Mallorca y en Baleares tenemos un gran patrimonio cultural.
"La cultura militar era una gran desconocida, a pesar de que en Mallorca y en Baleares tenemos un gran patrimonio cultural"
¿Se ha incrementado el número de visitantes?
Así ha sido, sí. El año pasado incrementamos en un 75 por cien el número de visitas en el Centro de Historia y Cultura Militar con respecto a 2021. También en 2022, hicimos 14 exposiciones y se dieron 13 conferencias de todo tipo, además de la realización de otras actividades.
¿Destacaría algún hecho concreto en este sentido?
Le puedo decir que un hecho llamativo fue que a finales del año pasado, en Navidades, coincidieron dos exposiciones en el Centro de Historia y Cultura Militar, que es algo que nunca antes había ocurrido. Una fue la de 'Tesoros de Egipto', con motivo del centenario del descubrimiento de la tumba de Tutankamón, y la otra exposición fue la que hacemos todos los años de belenes. En los días de Navidad, se produjo, además, lo nunca visto, pues tuvimos entre 1.200 y 1.300 visitas diarias.
Son unas cifras realmente muy positivas...
De hecho, nos estamos dando cuenta de que el Centro de Historia y Cultura Militar se está convirtiendo en un referente cultural dentro de Palma. Era lo que pretendíamos y vamos por el buen camino. Le daré otra cifra. En 2023 ya tenemos programada una exposición cada mes y ahí seguimos.
¿Qué valoración hace de todos estos datos?
Mi valoración es que creo que se están cumpliendo los objetivos de dar a conocer el amplio patrimonio cultural militar que tiene Baleares, que no es solamente el Castillo de San Carlos, pues también están el archivo y la biblioteca que tenemos en el Centro de Historia y Cultura Militar o la acción cultural que realizamos.
¿Qué se necesitaría para que el Castillo de San Carlos fuera más conocido?
Bueno, pienso que la comunicación es muy importante en todos los aspectos de la vida. Por ponerle un ejemplo, cuando hace dos años fui nombrado presidente del Castillo de San Carlos, esta fortificación ni siquiera estaba bien señalizada en la rotonda de Portopí. Poco después, y a través del Consell de Mallorca, conseguimos que en esa rotonda se indicara, tanto en dirección al Paseo Marítimo como en dirección a Andratx, que en sus inmediaciones se encuentra el Castillo de San Carlos. Además, también conseguimos que la Autoridad Portuaria aprobase una partida para señalizar el castillo, que era algo que aún no se había hecho.
"El Castillo de San Carlos lleva cuatrocientos años en la entrada del Puerto de Palma, pero aun así, sigue siendo todavía un gran desconocido"
Ah, perfecto...
La paradoja es que el Castillo de San Carlos lleva cuatrocientos años en la entrada del Puerto de Palma, pero aun así, sigue siendo todavía un gran desconocido. Actualmente, se están haciendo allí muchísimas actividades de todo tipo, para que la gente se anime a ir. Además, el acceso es gratuito y el aparcamiento es fácil. Por tanto, se ha emprendido ya un camino y yo creo que el recorrido es positivo y que vamos bien.
¿Cree entonces que este castillo será finalmente valorado como se merece?
Yo espero que sí. Hasta hace poco, las autoridades autonómicas aún no lo conocían, según reconocieron, pero ya se han acercado a verlo. Desde el Consell de Mallorca y desde el Ayuntamiento de Palma han dado también ya ese primer paso. A ver si en estos próximos años conseguimos ya, por fin, que el Castillo de San Carlos sea reconocido como la joya que realmente es para los palmesanos y para los mallorquines, porque la verdad es que es una auténtica joya.
¿Qué mejoras se han hecho?
Ahora se está haciendo un recorrido perimetral señalizado, precisamente para darlo a conocer. Se están haciendo unas obras de mejora muy importantes. Además, hay que recordar también que la ampliación del castillo que se llevó a cabo en la segunda mitad del siglo XVII fue obra de un arquitecto mallorquín, en concreto, el ingeniero militar Vicente Mut.
¿Qué resaltaría de su etapa como portavoz de la Comandancia General de Baleares?
Cuando llegué al departamento de Comunicación, mi obsesión era mostrar todo lo que hacía el Ejército aquí en Baleares, porque no se conocía. Entonces, empecé a organizar una serie de seminarios, porque quería que los periodistas de prensa, radio y televisión pudieran conocer desde dentro a las unidades del Ejército, porque eso permitiría un conocimiento mutuo mucho más estrecho.
Cuando una situación así se da, ¿hay siempre un enriquecimiento compartido?
Así es. El periodista nos ve y yo veo al periodista, cada uno en su parcela profesional, pero nos entendemos. Yo quiero enseñar y él quiere también divulgar lo que estamos haciendo. En ese contexto, le puedo decir que con algunos periodistas he pasado de una relación profesional a una relación personal de amistad a lo largo de estos años.
"Cuando llegué al departamento de Comunicación, mi obsesión era mostrar todo lo que hacía el Ejército aquí en Baleares, porque no se conocía"
Usted dejó un muy buen recuerdo durante aquella etapa...
La verdad es que durante los veinte años en que fui portavoz de la Comandancia General, nos entendimos muy bien. Esto es algo que además he podido corroborar estos días, al finalizar ahora mi etapa como militar, por todas las muestras de cariño que he recibido de diferentes compañeros de los medios de comunicación. Era algo que no me esperaba y que me está sorprendiendo muy agradablemente. No pensaba yo que la cosa fuera para tanto -sonríe de nuevo-, pues yo hacía mi trabajo, pero he visto que existía ese aprecio mutuo y ese cariño.
¿Cree que hoy se han diluido ya algunos prejuicios que había antes con respecto a las Fuerzas Armadas?
Bueno, hay de todo, pero creo que esos prejuicios se están diluyendo. Por una parte, porque la acción exterior del Ejército en misiones internacionales es hoy ya muy reconocida, y, por otra parte, porque la acción interna también es muy valorada, como se pudo ver durante la pandemia con la 'Operación Balmis'. En aquellas fechas, el Ejército salió a la calle y ayudó a quienes lo necesitaban.
Recuerdo también su actuación ejemplar tras la tragedia de Sant Llorenç...
Como usted sabe, en apenas veinticuatro horas montamos un puente. Además, por las noches íbamos a limpiar las calles, quitando barro y escombros, mientras la gente intentaba descansar. Y a la mañana siguiente, cuando los habitantes de Sant Llorenç veían aquello, se sentían emocionados. Yo les decía entonces: "Si es que somos vuestro Ejército, estamos para esto, para ayudaros cuando lo necesitéis".
¿La acción externa y la acción interna de las Fuerzas Armadas han acabado dando los frutos esperados?
Yo creo que sí y también creo que se ha conseguido que nos aproximemos muchísimo más a la sociedad balear, que es de la que estamos hablando en estos momentos. Aun así, entiendo, pero me duele un poquito, que haya jóvenes que siguen con determinados prejuicios con respecto al Ejército. En ese sentido, les suelo decir: "Acercaros, no tengáis miedo de conocernos, porque somos gente normal y corriente". Al mismo tiempo, les recalco que los cuadros de mando tienen una preparación muy potente y que los soldados son gente joven con mucha ilusión y muchas ganas.
¿Ve posible, por tanto, convencer a las personas aún escépticas?
Sé que aunque lo hemos intentado, todavía sigue habiendo gente con prejuicios, pero les animo a que conozcan a las Fuerzas Armadas, porque no tenemos nada que ver con lo que en su día alguien puede pensar que éramos. Somos un referente, tanto cuando salimos en misiones al exterior, en donde otros países nos ponen de ejemplo, como cuando actuamos en el interior.
"Las Fuerzas Armadas somos un referente, tanto cuando salimos en misiones al exterior como cuando actuamos en el interior"
¿Por ello es tan importante que haya un mayor conocimiento mutuo?
Efectivamente. En mi caso, sentía una gran satisfacción cuando, como le he comentado, veía que los periodistas venían a pasar una jornada con nosotros, para que vieran, por ejemplo, cómo montábamos las tiendas de campaña para dormir o cuáles eran nuestras raciones de provisión, que son envidiadas por otros países. Aquí seguimos teniendo nuestras latas de fabada o nuestro pan galleta -sonríe abiertamente-.
¿Y qué ocurría a partir de esa experiencia?
Cuando los periodistas se han integrado con nosotros, he visto el agradecimiento que tenían por compartir esas horas con nosotros. Eso me ha llegado bastante, así como también ver que se sentían asombrados, admirados y contentos, contando lo que habían vivido estando con tal o cual unidad. Muchos periodistas desconocían ese mundo, tan diferente, pero al mismo tiempo tan real. Haber contribuido a ese conocimiento, ha sido de lo más satisfactorio que he vivido en mi trayectoria profesional.
¿Añadiría algo más en este punto?
Me gustaría añadir que me gustaba cuando periodistas de Baleares se desplazaban hasta Afganistán, Irak, Kosovo, Bosnia o Líbano cuando había alguna unidad isleña o algún mando mallorquín en alguno de esos países. De ese modo, informaban sobre el terreno de las diferentes actividades que hacían los militares de Baleares cuando estaban en una misión en el exterior, facilitando que dichas actividades pudieran ser conocidas por parte de la sociedad. Eso es algo que también me ha llenado de satisfacción.
¿Entró en el Ejército por vocación?
La verdad es que la profesión militar siempre me había atraído. Con 17 años, me presenté a la oposición para el ingreso en la Academia General Militar de Zaragoza, pero suspendí. Con 18 años me volví a presentar y aprobé ya el ingreso. Cinco años después, en 1981, me entregaron el despacho de teniente. Y ahí empezó mi carrera militar. Mis inicios fueron precisamente en Mallorca, tras haber hecho previamente un curso de operaciones especiales en Jaca durante nueve meses. En concreto, vine destinado a la Compañía de Operaciones Especiales número 101 en Palma.
¿Y con posterioridad?
Tras ser ascendido a capitán, dejé Mallorca y estuve destinado en San Sebastián, Ávila y Madrid. Siendo aún capitán, volví a la isla, en donde llevo más de treinta años seguidos y en donde me he jubilado como coronel.
"Lo que permanece siempre en la milicia son valores como el espíritu de sacrificio, la abnegación, el compañerismo o la lealtad"
¿Es habitual estar tantos años seguidos en un mismo destino?
No, no es habitual. Está claro que hay un momento en que tienes que decidir si te decantas por priorizar la vida profesional o la vida familiar, porque es complicado compatibilizar las dos cosas si tu mujer está trabajando y tienes hijos, como ocurría en mi caso. Si lo que quieres es entonces estar en el entorno familiar, tienes que renunciar a una serie de destinos y a una serie de misiones, pues si te dedicas exclusivamente a la vida militar, para tu familia todo aquello es una servidumbre bastante importante.
Entiendo, sí...
Entonces, en un momento determinado renuncias un poco a tu parte operativa para poder conciliar la vida familiar, estando además en destinos que te gustan, como por ejemplo Mallorca. En mi caso, en su día renuncié a determinados destinos o a determinadas misiones, para estar en otros destinos que me permitieron permanecer en la isla. En ese sentido, he compatibilizado mucho mejor mi situación familiar que otros militares que se han visto obligados a cambiar de destino y estar en diferentes lugares.
¿Cómo influyen los continuos avances tecnológicos en la labor de las Fuerzas Armadas?
Yo le diría que independientemente de los medios de que uno dispone y del hecho de que la tecnología vaya avanzando, lo que permanece siempre son los valores que a ti te inculcan en la Academia y en el Ejército, como por ejemplo el espíritu de sacrificio, la abnegación, el compañerismo o la lealtad. Esos valores son fundamentales para un militar. Y eso es lo que hay que mantener durante toda la vida, con independencia de los avances tecnológicos.
¿Esos cambios le obligan a uno a estar siempre al día?
Así es, aunque yo creo que ya en casi todas las profesiones hay que estar hoy siempre al día, porque vamos viendo continuas novedades tecnológicas a pasos agigantados. Aun así, los valores que le acabo de citar tienen que estar ahí y tienen que perdurar, porque son un poco la esencia de lo que es la milicia.
Como sabe, hay quienes dicen que secularmente el estamento militar ha vivido algo aislado de la sociedad...
Yo creo que no vivimos tan aislados y que estamos integrados en la sociedad civil. No estamos aislados del día a día. En el caso de quienes ejercen la jefatura, tienen además sus equipos de asesoramiento. Es verdad que quien ostenta una jefatura decide, pero lo hace en base a la información de sus asesores. También es cierto que la mayoría de esos asesores son militares, pero hoy en día también hay asesores civiles. Los generales, por ejemplo, están muy bien asesorados, y no sólo desde el punto de vista militar, por lo que se desenvuelven también perfectamente en el ámbito social.
"Las relaciones institucionales en Mallorca son ideales, pues independientemente de la ideología política de cada partido, nos llevamos muy bien con todos"
¿Es así también a nivel de relaciones institucionales?
Efectivamente. En el caso de Mallorca, las relaciones institucionales son ideales, pues independientemente de la ideología política de cada partido, nos llevamos muy bien con todos. El comandante general de Baleares -que en la actualidad es el general de división Fernando Luis Gracia Herréiz- tiene contacto habitual con todos los ámbitos culturales e ideológicos que hay en las Islas, lo que le permite en un momento determinado tomar decisiones en base a su Estado Mayor y a ese conocimiento personal que tiene de la realidad.
¿Cuál es hoy el papel de las Fuerzas Armadas en los estados democráticos?
Como usted sabe, todos los estados tienen normas supremas. En el caso de España, esa norma suprema es la Constitución, que fue aprobada por la inmensa mayoría del pueblo español y que dice que el Estado debe tener un brazo armado, que son las Fuerzas Armadas. Además, la Constitución es la norma que nos permite convivir día a día a todos. Habrá cosas que nos gustarán más y cosas que nos gustarán menos, pero nuestra Carta Magna está ahí y debemos respetarla todos.
¿La función del Ejército es hoy sobre todo ayudar?
Así es. Como comentamos hace un momento, en nuestro país se ha demostrado, además, que las Fuerzas Armadas hacen un gran trabajo de ayuda tanto en el exterior como en el interior. No tenemos que pensar que las Fuerzas Armadas significan conflicto o significan guerra. En las últimas décadas, las Fuerzas Armadas están haciendo una muy buena labor dentro y fuera de España. Y creo que eso es algo muy positivo, con lo que todos nos debemos quedar.
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