Esta semana hemos conocido el contenido, gracias al impecable trabajo de investigación del periodista Eduardo de la Fuente, de unas conversaciones que, sobre IB3, mantuvieron destacados líderes de PODEMOS (Si la Stasi levantara la cabeza caería de nuevo cual muro de Berlín ante estos cutres nuevos comunistas cuyas conversaciones son habitualmente grabadas y difundidas). La conversación grabada demuestra la desfachatez de los dirigentes del partido de Pablo Iglesias jugándose a las cartas en un bar, entre vinos y cañas, la organización y gestión de la televisión pública autonómica IB3. En cualquier país democrático serio la consecuencia inmediata sería la constitución de una comisión parlamentaria de investigación para averiguar si los hechos relatados en la conversación pudieran ser constitutivos de alguna irregularidad administrativa o incluso delictiva para, si procede, iniciar un procedimiento judicial. Teniendo en cuenta que la grabación es de 2015, por lo que las posteriores contrataciones, tanto de personal como de empresas productoras, estarían bajo sospecha.
A parte de la investigación de los hechos, y a falta de las obligadas explicaciones que debe dar el entonces secretario general de PODEMOS y actual diputado, Alberto Jarabo, en cualquier país democrático serio este señor debería dimitir al ser uno de los protagonistas de tan bochornosa conversación. El diputado Jarabo, siempre ha tenido gran interés en hacer negocio con el ente público: Hace un año nos enteramos de que la productora "Quindrop Producciones", propiedad del diputado cuando se acordó el actual pacto de gobierno, cambió de administrador cuando éste accedió al cargo, traspasándose a otro miembro del partido, Joan Carles Martorell. Posteriormente las contrataciones de esta productora con IB3 se multiplicaron.
No es nueva la utilización política de la televisión autonómica. Un medio de comunicación público cuyo modelo, hoy en día, no se entiende más allá de su utilización como juguete por los gobiernos de turno. Un juguete muy caro que nos cuesta más de 30 millones de euros al año.
Este escándalo se debería investigar en profundidad, también, por las múltiples ramificaciones que surgen tras comprobar quienes eran los designados para controlar el ente. Los nominados en la conversación tabernaria eran, entre otros: La multisubvencionada organización separatista Obra Cultural Balear (ya es habitual su acceso a radios públicas); el actual jefe de prensa de la CUP: El extremista radical Tomeu Martí; periodistas afines, etc. En definitiva, montar una “estructura política” para controlar la tele pública como órgano de propaganda pancatalanista. O sea, lo que es ahora gracias a la gestión de su director, el campeón de las audiencias: Andreu Manresa. ¿Cuál fue su primera actuación estelar? Firmar un opaco acuerdo con la televisión golpista catalana TV3, siguiendo un dudoso procedimiento.
Han convertido IB3 en un chiringuito que pagamos todos para los juegos de poder de cuatro políticos. Una demostración de que PODEMOS es una suerte de perfección de esa “casta” contra la que iban a luchar. No hay mejor demostración de ello que escuchar el contenido de las grabaciones. Quedan en evidencia ante el afán de controlar una televisión que no ve nadie. Lo único que me preocupa es el futuro de sus excelentes profesionales que, sin duda, los hay.
