Engranajes que no encajan

Cuando algún empleado de una empresa no considera los objetivos marcados por la dirección o la propiedad, es que algo no funciona. Que un jugador del Mallorca, Héctor Yuste, afirme que no se dan ni el momento ni las circunstancias para hablar de ascenso, cuando el dueño ciñe a eso su discurso en la comida que celebran anualmente los veteranos del club, revela que las ruedas del engranaje no encajan.

Tampoco había sintonía entre el vestuario y el entrenador cesado, Ferrer, a partir de las declaraciones de Campabadal contrarias a la pretensión e idea de juego de su jefe. Una desavenencia, escalón abajo, que acabó con el Chapi en su casa. Falta de comunión y, seguramente, exceso de comunicación. Visto desde fuera, se transmite la impresión de que en Son Moix cada cual va por su lado, rema con el rumbo que le parece más oportuno siempre bajo un régimen presidencialista que precisamente censuraba antes quien ahora lo ostenta.

En aquellos días aún recientes, en los que Utz Claassen esgrimía la necesidad de aplicar ciento veinte ideas brillantes que nunca se han ejecutado, se exigía que el técnico del primer equipo acudiera a las reuniones del consejo de administración para dar cuenta de su trabajo. Laudrup no lo hizo nunca, Caparrós tampoco pero Oltra sí tuvo llegó a pasar por tan inusual tubo.

Habrá que preguntarle a Gálvez si tal medida se mantiene o ni él ni su predecesor se han visto obligados a ello. Puesto en solfa el slogan “¿I tu pujes?, mala idea la de plantear interrogantes en una campaña de captación, el mensaje no sólo se ha desnaturalizado, sino que sólo se emite parcialmente y en línea desigual que depende del origen de su transmisión.