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Evitar polémicas cuando está en juego la lucha contra el cambio climático

martes 19 de noviembre de 2019, 00:00h

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Baleares ha puesto en marcha una legislación pionera en materia de lucha contra el cambio climático. La ley balear establece plazos y líneas de acción que ponen orden y aceleran el proceso para descarbonizar la generación de energía y, a la vez, promover el uso de energías renovables.

Como conseller de Transición Energética, Juan Pedro Yllanes ha heredado la aplicación de la ley que se aprobó a finales de la legislatura anterior. Sobre él ha recaído la redacción de la letra pequeña y el inicio de la aplicación de la ley. Una parte de estas acciones se desarrollarán a través de la Dirección General de Energía y Cambio Climático, pero otras muchas serán acometidas por el nuevo Instituto Balear de la Energía, cuya creación no ha estado exenta de polémica.

Crear un nuevo organismo instrumental dentro de la administración autonómica resuelve cuestiones administrativas y permite agilizar procesos; el aspecto negativo es que aumenta el gasto. En un momento en que se están planteando ajustes en los presupuestos de la comunidad, este tipo de nuevos organismos perjudican notablemente la imagen de los gestores públicos. Duplicar estructuras -dado que ya existe una dirección general- no es el mejor de los ejemplos en tiempos de contención presupuestaria y ajustes. Por otra parte, recurrir a esta fórmula alimenta la idea de aquellos que consideran que la administración crea "chiringuitos" de difícil control, cuyos intereses no necesariamente se circunscriben al asunto principal para el que son creados.

El salario del nuevo gerente del Instituto Balear de la Energía -que con 70.000 euros anuales será uno de los cargos mejor pagados del Govern- tampoco ayuda a disipar las dudas y sospechas.

La lucha contra el cambio climático es un asunto de extrema importancia que requiere de acciones globales, pero también de actuaciones locales como las que se desarrollarán en Baleares. Para una geografía y una economía tan sensibles a los cambios en el medio ambiente, toda acción en este sentido debería quedar aislada de cualquier controversia. De momento, el nuevo instituto nace con polémica, lo que obligará a redoblar la transparencia en la contratación del personal y la exigencia en la gestión de todas sus acciones.