Hace apenas un par de semanas Renata G., la conductora que mató en 2018 a Paula Fornés en Sa Rápita cuando conducía en estado ebrio, fue condenada a cuatro años y nueve meses de cárcel, una pena que parece irrisoria en comparación con el daño provocado.
Pero el de Paula Fornés, lamentablemente, no es el único caso de muerte que provoca un conductor que hace gala de un comportamiento imprudente al volante, ya sea por consumo de alcohol, drogas, exceso de velocidad u otras razones.
Una reprobable costumbre que obligó a una reforma del Código Penal para endurecer penas y, sobre todo, poder castigar a quien huye del lugar tras cometer un accidente (pues hasta ese momento se castigaba la huida sin “auxiliar” a la víctima -viva, por tanto-).
Por eso esta semana preguntamos: “¿Hay que endurecer el Código Penal para los conductores que causen muertes?” y la respuesta incontestable de los encuestados ha sido “Sí” (97,4 por ciento) frente al 2,6 por ciento restante que cree las penas recogidas por la ley penal son suficientes y “No” es necesario modificarlas.