La gestión de estos residuos se ha llevado a cabo en las instalaciones que Endesa tiene habilitadas en las tres islas, desde donde los residuos se entregan a gestores especializados. Se prioriza el aprovechamiento del residuo por parte de los gestores a través del reciclaje, dejando como último recurso la eliminación controlada cuando no es posible su reutilización.
En el conjunto de las Islas Baleares, de las 646,91 toneladas de residuos ya mencionadas, se han gestionado 168,71 toneladas de residuos calificados como peligrosos. Por tipo de residuo, los más significativos han sido, por un lado los residuos considerados peligrosos: 98 toneladas de maquinaria, soportes, cables y otros equipamientos; 14,94 toneladas de contadores; 5,13 toneladas de aceites, y 1,04 toneladas de baterías y acumuladores. Por otra parte, los considerados no peligrosos, se puede destacar: 8 toneladas de maquinaria y soportes; 139 toneladas de elementos mecánicos; 137 toneladas de chatarra, 106 toneladas de materiales de construcción y demolición, entre otros.
Esta cuidada y especializada gestión de los residuos es fruto de la política ambiental de Endesa que, entre sus puntos básicos, se fundamenta en la sostenibilidad para reducir, en lo posible, las repercusiones que el suministro eléctrico puede tener sobre el medio ambiente.