De lunes a domingo, a pesar de las altas temperaturas. Siete días a la semana, al menos durante la temporada estival. Esa es la ruta de trabajo que siguen, estío tras estío, las galeras de caballos en Palma. Una situación que divide a la población. Algunos, luchan por suprimir un servicio que sus responsables defienden con uñas y dientes al considerarlo como una tradición que sirve como reclamo para los turistas.
A pesar de ser posiciones, en muchos aspectos antagónicas, casi todos los participantes en la encuesta realizada por mallorcadiario.com coinciden en un aspecto: la imperiosa necesidad de aplicar normas que garanticen el bienestar animal.
"A mí, personalmente, no me gusta ver pasar a las galeras ya que los caballos me dan mucha pena", explica una chica antes de agregar que "no sé porqué a la gente, en especial a los turistas, les llama tanto la atención. Supongo que debe ser porque en sus países de origen no disponen de este servicio o por la influencia del cine que lo ha transformado en algo romántico".
"Yo no creo que sirva como reclamo turístico ya que la gente puede hacer la misma ruta andando o en bicicleta", agrega para luego apuntar que "no he ido nunca en galera y, de momento, no entra en mis planes hacerlo". "Tengo un perrita, que es como mi hermana, a la que no le falta de nada. Con esos caballos, tengos mis dudas ya que un animal que está enganchado o atado no creo que disfrute mucho de la actividad".
Cerca de allí, encontramos a una joven pareja. "Yo no veo bien lo de las galeras ya que los caballos se pasan todo el día de arriba para abajo sin parar. Y encima, con este sol", explica el chico. "Hace poco leí una noticia que un caballo se había desplomado en plena calle", sentencia. Ninguno de los dos ha subido a uno de estos carruajes y tampoco piensan hacerlo. "No los cuidan mucho. Están todos muy flacos", asegura ella.
Otra chica reconoce que "he subido un par de veces porque un conocido mio tiene una galera. En su caso, cuida muy bien a los caballos. Los alimenta como es debido y no los hace circular cuando las temperaturas son altas".
"No me gusta ver sufrir a un animal. Y menos si es por llevar a mucha gente con esta calor y durante tantas horas, sobre todo cuando, es evidente, que no todos están bien cuidados", zanja.
Por otra parte, una pareja de turistas gaditanos defiende este servicio. "A mí me parece bien. Eso sí, me parece excesivamente caro. En Cádiz, una vuelta cuesta entre 20 y 30 euros mientras que aquí, unos 70 u 80", subraya el chico. Luego, añade que "a los animales no hay que darles mucho trote. Todo el día entero montándose gente no está bien. Y si no están bien cuidados, puede perjudicar mucho la salud de los caballos".
Otro turista nacional, sentado en una terraza en compañía de su familia, señala que "para Palma, no es necesario como reclamo turístico". "Nosotros venimos con las niñas pero, aunque no fuera así, tampoco subiríamos a una de ellas para conocer la ciudad", añade para después puntualizar que "los caballos que hemos visto, en concreto en las puertas de La Catedral, parecían estar en buen estado. Incluso, los hemos acariciado".
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