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En democracia no se pide perdón

martes 14 de julio de 2020, 05:00h

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Se dimite. (Pablo Iglesias Turrión).

Cuando escribo estas líneas no han pasado ni veinticuatro horas del cierre de los colegios electorales en el País Vasco y Galicia y la verdad es que los ciudadanos de esas dos comunidades, unánimemente, han enviado un mensaje: con Podemos NO.

En Galicia han desaparecido del parlamento, dejarán de recibir cuantiosas ayudas públicas por ese motivo, y en el País Vasco han visto su representación reducida a la mitad; difícilmente encontramos partidos en nuestra madura democracia, a excepción de la operación Roca que se lleva los honores, que hayan sido descalabrados en tan poco tiempo.

En mi opinión, siempre humilde, eso ha ocurrido porque la ciudadanía ya conoce a los líderes de la formación podemita y sabe cómo se las gastan. Lujo y dinero para los dirigentes y miseria para la ciudadanía, la cruda realidad del modelo bolivariano, del soviético, cubano o chino.

Para los que somos demócratas es una gran noticia que los ciudadanos mediante métodos absolutamente democráticos les empiecen a echar de la vida pública; los ciudadanos, que no somos tontos, (bueno alguno hay), sabemos lo que queremos y especialmente sabemos lo que no queremos y lo que no queremos es gentuza como Iglesias, Monedero y Echenique, esa es la realidad y así lo han hecho saber los gallegos y los vascos, de momento, después iremos otros.

Esto es como una marea (que decían ellos) en cada elección serán barridos por la fuerza de la población, pues han demostrado que ese halo de esperanza o de aire fresco que prometían en la política no era más que un fraude. Son mucho peor que los partidos tradicionales y cada día que pasa lo demuestran.

El presidente Sánchez, aquel que tampoco dice la verdad sin querer, ha salido medio ileso de los comicios, se ha quedado como estaba, habrá dicho eso de “Virgencita que me quede como estoy”, pero aglutinando tanto poder el enrocar en un resultado no es ni por asomo un éxito.

Quien ha perdido es el modelo Casado, la coalición en el País Vasco ha sido un fracaso rotundo; se ha improvisado un candidato, válido cuando la situación era otra radicalmente diferente y ha triunfado su partido en Galicia cuando no le han dejado meter mano. Es un triunfo de Núñez Feijoo a pesar de Casado.

Y lo peor de lo peor, que nos dibuja una nueva realidad de la sociedad vasca o no tan nueva, es el éxito electoral de Bildu con un matón al frente; no sé dónde está la solución pero cuando se cumplen 23 años del crimen de Miguel Ángel Blanco la sociedad sigue partida; quizás algún día los vascos sean capaces de superarlo, ese es mi deseo.

No puedo evitar escribir, con media sonrisa en los labios, que el temporizador de echar a podemos de las instituciones democráticas está en marcha, es sólo cuestión de tiempo pues las razones las seguirán poniendo sus descerebrados dirigentes. Que tengan un feliz día de verano.

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