Alguien tarde o temprano, tendrá que adoptar medidas drásticas para controlar el crecimiento imparable de la población en Baleares so pena de acabar en pocos años como la ciudad de Delhi, en India, dónde la densidad de población y de vehículos parecen transportarte, nada más llegar, a una de esas películas de ciencia ficción dónde la ciudad se ha convertido en un inhóspito espacio en el que jamás quisiéramos tener que vivir.
La realidad siempre supera a la ficción y Delhi es el hoy y el mañana de muchas ciudades. Aquí más cerca, en las antiguas Hespérides, en este paraíso todavía de azules, corremos el riesgo de perderlo todo en un relativo y breve espacio de tiempo. La Isla de Formentera ejemplifica ya en la actualidad lo que va a suceder en el resto de las Islas: colapsos circulatorios que convierten trayectos de pocos minutos en trayectos interminables, más propios hasta hace poco de grandes urbes; playas abarrotadas dónde cualquier intento de relajación deviene una quimera; invasión progresiva de los espacios naturales aparentemente protegidos de la depredación.
¿La solución pasa por limitar la entrada de turistas? ¿o quizás por sancionar con multas más elevadas los actos vandálicos contra el medio ambiente, desde los graves atentados ecológicos, pasando por multar las excursiones con caballos, e incluso bicicletas, que invaden las dunas y las últimas playas vírgenes como las de Son Serra de Marina en Mallorca?
¿La solución pasa por limitar el ejercicio de los derechos inherentes a la propiedad privada como por ejemplo el alquiler turístico, o pasa por una mejora de la gestión pública que permita el incremento de la tasa por turista y su redistribución de forma más eficiente y eficaz?
¿La solución pasa por llevar a residentes y turistas en autobús a Formentor y/o Sa Calobra?, ¿o pasa por invertir ese aumento de la tasa turística (que podría hasta triplicarse sin problema), en un servicio de inspección turística en todos los niveles de la Administración Pública para controlar a rajatabla el exceso que el imparable incremento poblacional y de turistas conlleva?
La calidad no es patrimonio exclusivo de la oferta y servicios que un destino pueda ofrecer, sino también necesariamente, de la capacidad de ese destino para apostar por su continuidad en las mismas, e incluso mejores condiciones. La tasa turística debería servir (más que para rehabilitar antiguas posesiones para hacer centros de interpretación que nadie visita nunca, o antes que para rehabilitar antiguos cauces de río para hacer jardines botánicos que nadie pisará jamás, entre muchos otros proyectos vendidos a la opinión pública y que en realidad no sirven absolutamente para nada), para conservar nuestro patrimonio natural aunque sea a golpe de sanción contra quienes vienen a estas Islas “a saco”, creyendo que todo vale.