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Emma Ozores, en Palma: “el teatro siempre va a estar ahí porque pasa de verdad, en directo”

Emma Ozores, en Palma: “el teatro siempre va a estar ahí porque pasa de verdad, en directo”

Por Eduardo de la Fuente
miércoles 19 de septiembre de 2018, 07:00h

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Hablar de Emma Ozores es hablar de una saga dedicada al cine, la televisión y el teatro. Emma lleva toda la vida actuando. La hemos visto en series tan exitosas como Farmacia de Guardia, Brigada Central o Aquí no hay quien viva, además de en numerosas películas, programas de todo tipo y mucho teatro. Junto a su partenaire, Juan Anillo, llega al Auditorium de Palma para presentar la exitosa obra ¡El último que apague la luz! del 20 al 23 de septiembre. Nos cuenta que quiere ver el mar y visitar Valldemossa (por eso se aloja en el Hotel Valldemossa, que además ha colaborado con el alojamiento de los actores). En las horas previas al estreno en Palma, Ozores ha hablado para los lectores de mallorcadiario.com.

Llega a Palma con ¡El último que apague la luz!, una obra escrita por su padre, Antonio Ozores, que ha recibido el Premio Nacional a la Mejor Comedia y ya lleva ocho temporadas con ella. ¿Qué tiene la obra para que se mantenga en cartel tanto tiempo?

Es muy graciosa, la gente la disfruta mucho, no paran reír en una hora y media. Fíjese, que mi padre, que era muy listo, escribió el guión para dejar momentos en los que los espectadores pudieran descansar de reír. Él sabía con qué se reía la gente. Lo que hay en esta obra es lo que yo llamo “humor del caro”, es aquel humor que no busca el chiste fácil, no necesita burlarse de nadie. Es una obra ingeniosa, por eso lleva tanto tiempo en cartel. La verdad es que hemos estado mucho tiempo en Madrid debido al éxito y habíamos girado poco. Me hace ilusión llevar la obra a otras ciudades. El ingenio y la gracia explican el éxito.

¿Y hasta dónde va a ir la obra?

Una compañía inglesa nos ha comprado los derechos y ha sido premiada en el Festival de Teatro de Edimburgo y en el de Nueva York.

Usted habla de “humor del caro” que huye de la burla. Decía Eugenio que reírse con alguien es hacer humor, mientras que reírse de alguien es ser un hijo de puta.

(Ríe) Es verdad, lo comparto totalmente. Hoy es difícil encontrar cosas con ingenio. Al ser algo que escasea lo valoro mucho. Mire, esto es como las obras de Mihura, de esa tradición.

¿Y en esa tradición, cambia el libreto con el tiempo, se van añadiendo las llamadas “morcillas”?

Mi padre decía que no lo hiciéramos. Me decía: “si fuese gracioso, ya me se me habría ocurrido a mí”. No se me mete nada nuevo aunque a veces lo parezca o parezca que improvisamos. No, todo está ensayado. Lo único que se ha cambiado con el paso del tiempo es algún nombre. Hacíamos alusión a Fraga Iribarne, pero como ya no está, hablamos de Montoro.

Esto es teatro en serio, usted se marca un mano a mano con Juan Anillo, dos personas sobre el escenario. Aquí no hay quién les eche una mano... ¿Oficio o riesgo?

Las dos cosas (ríe). Mucho riesgo... Yo llevo mucho haciendo la obra, pero Juan ha entrado hace poquito. El primer día salió al escenario y estaba blanco. Tenemos vasitos de agua, caramelitos para la tos... No se puede parar. Esto es teatro de verdad, estamos los dos solos, no nos apoyamos en luces fantásticas ni bonitos decorados, ni cuentas con un elenco... Tu único apoyo es el texto. Para mí es teatro puro. Juan Anillo ya lleva 25 años en el oficio, tiene vis cómica y es una suerte el haber coincidido con él.

¿Impone representar un texto escrito por su padre?

Sí... A veces estoy actuando y pienso en que es un texto que él escribió... Siempre, antes de salir a la función digo: “esto va por ti, papá”. Y además compartirlo con tanta gente que tiene ese cariño por mi padre... Cuando viene alguien a verte al camerino para decirte lo bien que se lo ha pasado, viene gracias a lo que creó mi padre. Hace poco en Dalias, en Almería, le gente gritaba, acabó la función en pie. Eso significa que mi padre aún puede hacer feliz a la gente. Parece una tontería, pero creo que hacer pasar un buen rato a la gente para que encaren sus problemas de otra manera al salir es un trabajo maravilloso.

Vivimos tiempos de inmediatez en los que si un vídeo de Youtube dura más de un minuto nos cansa...

Nooo, aquí no se aburre nadie. En la obra pasan muchas cosas, se cambia constantemente, es como si uno hiciera zapping.

¿Ve público joven?

Pues sí, también. A veces ves en al misma fila a abuelos, padres, nietos... Los niños se ríen mucho con la obra. Y también adolescentes. Hay gente de veinte y pocos años que, y no sé por qué, son fans de mi padre. Los ozoresmaniacos jóvenes vienen.

Llevamos años intentando matar al teatro. Pero luego vas al cine y tienes 3D, sonido envolvente, butacas que vibran... A ver si con tanto realismo vamos a inventar el teatro.

¡Claro! (Ríe) El teatro es de verdad, es lo que sucede. Sales al escenario, vas a decir “buenas tardes”, sueltas “buenas tordes” y ahí se queda. Te caes, pues es lo que pasa... En el cine todo es perfecto, se repiten las tomas. En el teatro nunca una función es igual a otra aunque se trate del mismo texto, se cambian los gestos, las miradas... Y luego pasan cosas... Hace unos días en una función había un señor del público hablando por el teléfono móvil en voz alta en plan “bueno, sí, pues no...”. No me lo podía creer, Juan pensaba que nos gastaban una broma de cámara oculta. Cada función es diferente, aprendes, puedes mejorar, investigar cómo reacciona el público. El teatro siempre va a estar ahí porque es algo que pasa de verdad, en directo.

Usted ha hecho cine, televisión, teatro, incluso ha pasado por Gran Hermano VIP o Mira quién baila. Sabemos que actuar es una profesión de esfuerzo y constancia, pero pocas veces se habla de la polivalencia.

Yo siempre me he arriesgado y por ahora me ha salido bien. Reconozco que he tenido miedo a hacer el ridículo, pero soy trabajadora y me gusta probarlo todo y ver cómo me sale. Me gusta hacer de todo.

La gente del teatro está acostumbrada al “yo me lo guiso, yo me lo como”, uno es actor, promotor, publicista... Oiga, ¿vale la pena tanto jaleo, no le hubiera ido bien de otra cosa?

Pues tampoco hubiera estado mal. Me gustan mucho la fontanería, la mecánica y la electricidad.¿Quién sabe? Podría haber sido fontanera, sí. También podría haber sido funcionaria, me gusta, y creo que tal vez hubiera llevado una vida más tranquila. A veces lo piensas, sobre todo cuando llevas la producción de lo que haces. Pero cuando te contratan... Ahí estás comodísima, miras al pobre productor y piensas en todos los problemas que tiene que resolver. Eso sí, yo hago lo que me gusta y quiero. Es muy bonito hacer lo que te apetece aunque conlleve tanto trabajo.

¿Usted llega a casa y dice “esto es mi casa”, la conoce?

Mi casa es mi oficina, está llena de papeles... Soy una persona muy casera aunque a veces no hay mucho tiempo para estar en casa.

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