Junto a las urnas para elegir los representantes al Parlament, los consells y los ayuntamientos, este domingo los colegios de Baleares contarán con una cuarta urna para que los ciudadanos puedan elegir a los eurodiputados que les han de representar en el Parlamento Europeo los próximos cinco años.
Esta elección parece concitar menos interés que las otras. De unas han de surgir las instituciones y gobiernos más cercanos y, aparentemente, con mayor poder de incidir en la vida cotidiana de los ciudadanos; de las europeas deben salir los diputados que elaborarán un cuerpo legislativo que condicionará buena parte de las leyes de toda la Unión Europea, desde cuestiones que atañen a los derechos humanos a cuestiones de salud alimentaria, por ejemplo. Considerarlas un trámite o unas elecciones sin trascendencia es un error.
Aunque Bruselas y Estrasburgo se vean lejanos, las decisiones que se adoptan en los órganos europeos conllevan importantes consecuencias. La cámara que surja de los comicios de este domingo tendrá ante sí diversos retos que afectarán a todos los países de la Unión Europea. Entre los asuntos de más trascendencia para los próximos años figuran la gestión del Brexit, las políticas de asilo de refugiados y la gestión del fenómeno de la inmigración, la elaboración de los presupuestos, los retos medioambientales y energéticos, o la ampliación de la propia Unión Europea.
Todo ello, en un contexto mundial de colisión de superpotencias -donde Europa debe hallar una posición- y de crecimiento de populismos y euroescépticos.
España elige 54 de los 751 eurodiputados que integran la cámara de Estrasburgo. Tres de los que tienen opciones de lograr escaño europeo son de Baleares. Con escaño prácticamente asegurado en la Cámara Europea figuran Rosa Estarás, que se sitúa como número 9 en la lista del Partido Popular y acumula diez años de experiencia en la eurocámara. También José Ramon Bauzà, número cinco en la candidatura de Ciudadanos, se halla en puestos de salida. Por su parte, la candidata socialista Alicia Homs, que ocupa el puesto número 18 en la lista del PSOE, podría entrar en la cámara si el partido de Pedro Sánchez aumenta notablemente su representación actual de 14 eurodiputados.
El abstencionismo es el gran handicap de estas elecciones. La participación en las elecciones europeas en España se situó en el 40 por ciento en la última convocatoria de 2014. La abstención se ha ido incrementando desde 1999, especialmente entre los más jóvenes, quienes curiosamente se manifiestan los más europeistas. De hecho, en algunos países como Malta o Austria la edad mínima para votar en estos comicios son los 16 años, pero el proyecto europeo no parece seducir a los jóvenes, al menos en España.
Cabe darle la vuelta a esta tendencia y situar los comicios a la eurocámara en su justa medida, la que requiere que los ciudadanos se sientan identificados con un proyecto común y conozcan la importancia de elegir aquellos que les tienen que representar en la cámara europea.