Las elecciones del 26 de mayo, con la victoria del PSIB en todos los terrenos, han dibujado un mapa político en Baleares que presenta circunstancias hasta ahora inéditas en esta comunidad. Por una parte, la formación liderada por Francina Armengol se ha convertido en la primera fuerza en unas elecciones autonómicas, provocando que por primera vez el PP no sea el partido ni con más votos ni con más escaños, como lo ha sido históricamente. Por otra parte, el triunfo socialista permitirá al PSIB romper con la alternancia y, también por primera vez, sumar ocho años seguidos al frente del Govern.
El triunfo electoral del PSOE en las elecciones generales del pasado mes de abril marcó una inercia que, cuatro semanas después, ha llevado al PSIB a reforzar su liderazgo político en la comunidad balear, donde -mediante pactos más que factibles- conseguirá el Govern, los consells de Mallorca y Menorca, y los principales municipios, incluido Palma, donde José Hila podrá gobernar sin compartir mandato con nadie.
La satisfacción de los socialistas es directamente proporcional al descalabro de todos los demás partidos. El PP se deja en las urnas 4 diputados, circunstancia que la formación de Biel Company achaca a la fragmentación del centro derecha, y que sólo puede verse edulcorada con la victoria en Ibiza. Ciudadanos consigue 5 escaños en el Parlament, tres más de los que obtuvo en 2015, cuando no se presentó ni en Ibiza ni en Menorca. El Pi de Jaume Font pierde votos aunque consigue mantener sus tres diputados en la cámara balear. Y Vox, la novedad de estos comicios, entra en el Parlament con tres diputados, una cifra que no se corresponde con las expectativas generadas durante los últimos meses.
En el otro lado, los eventuales socios del PSIB también han sufrido importantes bajas. Podem se queda con seis de los diez diputados que tenía en la pasada legislatura. Més -sumadas las dos marcas insulares para Mallorca y Menorca- pasa de nueve a seis escaños en el Parlament. Formentera se mantiene fiel a los de Silvia Tur, aliados del PSOE en la pequeña de las Pitiusas. Este panorama facilita mucho cualquier negociación a los socialistas, quienes podrán pactar con Més y Podem sin las condiciones que estos impusieron en 2015, cuando se llegó a plantear -en el inicio de las conversaciones- que el PSIB apoyase a Biel Barceló, candidato de Més, como presidente al frente de la comunidad.
Ahora todo es diferente y Armengol se enfrenta a una legislatura en la que debería gobernar sin grandes tensiones, haciendo concesiones de segundo nivel a sus socios del Pacte y manteniendo todas las consellerias de calado.