El viaje al centro
miércoles 11 de diciembre de 2013, 19:21h
Dos intervenciones de Bauzá han servido para activar las alarmas de los medios de comunicación acerca de un posible giro al centro del president y su govern. Especialmente, contrastó su discurso del día de la Constitución en comparación con el de nuestra Delegada del Gobierno, Teresa Palmer, que a veces me recuerda más al gobernador militar de tiempos pretéritos que al cargo que nominalmente ocupa.
Bauzá ha tenido, a mi juicio, el defecto de elegir mal a algunos de sus compañeros de viaje pero, desde luego, no es tonto. Por tanto, no es de extrañar que de aquí a final de legislatura haga guiños políticos centristas al mismo tiempo que mantiene algunos gestos puntuales para satisfacción de los cocodrilos de la extrema derecha, de los que el PP no quiere desprenderse en beneficio de UPyD o de una posible sucursal de Ciutadans encabezada por desencantados del búnker, cuyos nombres todos podemos imaginar.
La estrategia es esquizoide, pero es que el PP siempre ha sido así, aunque quizás de un tiempo a esta parte se ha dado demasiada cancha al entorno de Delgado y ello, en lugar de ayudar a tenerlo controlado, ha permitido su supervivencia, cuando, tras el último congreso de los populares, comenzaba a oler a cadáver político.
Bauzá tiene mucho trabajo en la Part Forana y no todo va a poder resolverlo ofreciendo cargos y carguitos. El debate del martes sobre la inexistencia de los països catalans fue una patochada que desmerece ese supuesto giro al centro. No debería cometer esos errores tan infantiles. Todo el mundo -incluso Mabel Cabrer y especialmente ella- sabe que, cultural y lingüísticamente, formamos parte de un ámbito común y cuáles son nuestros orígenes. Por otra parte, nadie en el parlament estaba proponiendo que nos independicemos con Catalunya, Valencia y el resto de territorios de habla catalana, por más legítima -y quimérica- que fuese esa aspiración. Por tanto, la reacción ante un ataque inexistente es absurda. Además, Bauzá ya ha podido comprobar que los de la extrema derecha son insaciables. A éstos, no les basta reducir la enseñanza en lengua catalana, sino quieren que ésta sea meramente voluntaria -poder estudiar íntegramente en castellano-, y que además nuestra lengua deje de llamarse catalán y otras memeces por el estilo.
Todo tiene sus límites. Si Bauzá quiere de verdad buscar de nuevo la mayoría, sabe que ésta se halla en el centro y que, para poder llegar a ese electorado, tiene que dejar las armas radicales en el suelo y comenzar a dialogar.
Sin ir más lejos, debe comenzar a hablar ya de cómo hacer viable un modelo de trilingüismo que sea mayoritariamente aceptado. Se sorprenderá entonces del grado de apoyo que cosecha.
Quizás sea sólo un espejismo, pero, si se consolida un viaje de vuelta al centro del president, bienvenido sea.