Como ya hicieran en 2022, la Asociación de Hoteleros de Playa de Palma encargó un informe a una agencia de investigadores privados sobre el grado de incumplimiento del decreto ley contra el turismo de excesos aprobado en 2020, así como de la ordenanza reguladora de los espacios públicos y zonas de especial interés turístico de Palma. Las conclusiones alcanzadas son más que decepcionantes.
En cuatro días de trabajo de campo, a finales de julio de este año 2023, fueron detectados más de 500 incumplimientos de la normativa, la mayoría de ellos asociados al ‘botellón’ o consumo excesivo de alcohol en la vía pública. Pese a la prohibición existente de vender alcohol en una determinada franja horaria vespertina y nocturna, sigue habiendo locales que no respetan dicha restricción, así como establecimientos que recurren a la cosificación de la mujer y su hipersexualización, como reclamo para el consumo de alcohol.
También se ha detectado un incremento de la prostitución en la zona, con respecto al año 2022. Concretamente se observaron a 57 mujeres de color ejerciendo la prostitución, muchas de las cuales habían sido vistas en Magaluf (Calvià). Muchas de ellas sustraen efectos a los posibles clientes. La venta ambulante está a la orden del día y algunos de quienes la ejercen, también ofrecen sustancias estupefacientes a los turistas.
La venta de droga en la vía pública es práctica más que común en determinadas calles de la Playa de Palma. Y qué decir de personas ebrias tiradas por el suelo u orinando en la vía pública; en cuatro días los detectives privados observaron 88 incidentes de este tipo, lo que da idea de la penosa situación que atraviesa esta zona turística.
El problema ha alcanzado una magnitud enorme, pues no se atajó con determinación en sus inicios, por lo que ahora corregir la situación requiere aún de mayor esfuerzo por parte de todas las administraciones competentes, con más medios y recursos de todo tipo. Esencialmente de tipo policial, pues hay que sancionar con toda severidad los ya habituales incumplimientos, como la venta de alcohol en horario nocturno. O la práctica de ‘botellón’, que ya es endémica.
Se requiere más presencia policial, más denuncias, más inspecciones y mayor contundencia, incluyendo el cierre de los establecimientos que persisten en incumplir la Ley. De lo contrario, el problema en Playa de Palma seguirá fuera de control.