El Comité de Huelga del Tren de Sóller ha desconvocado la huelga convocada para presionar a la empresa en la negociación del convenio colectivo. Han justificado su decisión de desmovilizar a los trabajadores con el argumento que “la huelga no lleva necesariamente a la consecución de los objetivos planteados y el sacrificio económico de los compañeros sería inútil”. Así pues, los representantes de los trabajadores de Ferrocarril de Sóller amenazaron con una medida de presión que sabían que no ayudaría a la “consecución de los objetivos planteados” y que, además, comportaría un severo perjuicio a los trabajadores, algo que con la desconvocatoria in extremis, se ha querido evitar.
Es una lástima que los convocantes de la huelga no se diesen cuenta antes de que una medida de presión como la que ellos impulsaban, en una empresa eminentemente turística como el Ferrocarril de Sóller, y en pleno mes de agosto, es muy perniciosa para todos: empresa, trabajadores y usuarios. Y que amenazar con una medida como esa, sin tener la certeza de que va a ser secundada por la mayor parte de la plantilla, es una irresponsabilidad que además, tiene un efecto bumerang, ya que debilita extremadamente la posición del Comité de empresa en la negociación.
Todo representante sindical, cualquiera que sea su ámbito de actuación, debe tomar conciencia de la importancia de resolver los conflictos laborales a través de la negociación, con una actitud conciliadora, posibilista, y que huya de la confrontación y de la amenaza de emprender acciones de presión que no se está en disposición de realizar. Farolear no sirve para solventar las discrepancias ni para acercar posturas. Siempre es preferible afrontar el proceso negociador desde la franqueza y la actitud positiva, algo que, como es obvio, no ha habido en este caso.