Cada vez que abre la boca algún representante del Mallorca, accionista en este caso, añade nuevas incógnitas a una operación plagada de interrogantes que, meses después de la aparición de Robert Sarver, continúan sin respuesta.
He leído que Andy Kohlberg, en entrevistas efectuadas por todos los medios al unísono y por turnos, no sabe nada de nada. Es uno de los dueños, pero no tiene noticias del presidente, ni pajolera idea de qué pasará con Nadal al treinta de junio, antes o después, y cree que la clasificación del equipo y sus malos resultados se deben a que los contrarios han marcado más goles, una brillante deducción en la que ninguno de nosotros había caído.
Otro, Maheta Molango, cuya continuidad es lo único que se garantiza, suponemos que como premio a su nefasta gestión, se pasó la semana regalando entradas hasta que el sábado en las redes sociales anuncia que no queda una sola localidad, pues se han despachado todas. Luego, ¡oh sorpresa!, resulta que la afluencia de espectadores a Son Moix para el decisivo partido contra el Córdoba no superó la cifra de catorce mil, según propias fuentes oficiales. ¿Este tío no sabe contar o es que con el resto alguien se ha montado un mural?. Que compren una calculadora porque como Viajes Halcón flete trescientas plazas para Valladolid y no aparezcan más de cincuenta viajeros se va a liar parda.
Puestos a informarme, en tribunavalladolid.com titulan así una noticia cuyo contenido es fácil de imaginar: “La sombra de la sospecha sobre el último partido de la temporada del Real Valladolid”. Mejor no extenderme acerca del asunto, al contrario de lo que han hecho otros colegas en plena resaca.
