El periodismo británico es siempre un referente para la profesión. Ahora, ante la caída de las ventas de la prensa de papel, The Sun sorprende terminado con 44 años de historia en las que ha dedicado la página tres, la más leída después de la portada y la contraportada, a mostrar mujeres en biquini, ropa interior o enseñando su cuerpo semi o desnudo.
La polémica esta servida.
Recuerdo cuando la prensa comercial británica colocaba en la contra portada una foto de una mujer esbelta, bella y sensual. Foto en color para destacar y que se convirtió en un verdadero reclamo. Una moda que, en las islas, fue seguida por el vespertino.
Un sociólogo francés, no recuero su nombre, dijo que cuando los franceses piensas en una mujer, se la imaginan desnuda o en déshabillé. Pero cuando quien sueña es un inglés, se la imagina montada a caballo vestida con el atuendo clásico de amazona deportiva.
Los británicos son muy reservados para esto del erotismo. No está bien visto que se muestren cosas que solo deberían verse en el terreno íntimo y privado. Además, los movimientos sociales que rechazan el sexismo en la publicidad, el cine y en los medios de comunicación están en contra de cualquier oferta erótica en la que el objeto es la mujer.
Pasa lo mismo en todo el mundo anglosajón. La doble moral religiosa y social condiciona el erotismo y la libertad de expresión. Es decir, que montamos la de Dios por lo de Mahoma, y nos rasgamos las vestiduras porque un periódico publica foto de modelo en biquini en una playa. Todo es marketing de promoción y venta. Y quién se acuerde de la revista Lib o de Interviú, que vendía más de un millón de ejemplares de cada número, recordará que los españoles aprendimos de sexo gracias a esa libertad de prensa.
Decoro, estilo, erotismo, sexo, todo son sinónimos de lo mismo: educación.
Y, como que estamos en el solsticio de invierno, en las fiestas del fuego, se cumple la tradición y brilla en la noche Venus y Marte: los dioses de la guerra y del amor. Noches de sexo y de cuerpos que se encuentran y se juntan. Noches de amor y de lujuria, que solo son para los enamorados. Los demás, ya tienen un periódico o la conexión en Internet para soñar.