Habrá que esperar para conocer el efecto real de las nuevas medidas para bares y restaurantes que han entrado en vigor este fin de semana en Mallorca. En paralelo al inicio de estas nuevas restricciones para contener la expansión del coronavirus -básicamente, cerrar los locales sin terraza y bajar la persiana todos a las seis de la tarde los fines de semana-, las calles se han llenado de ciudadanos provocando un nivel de concentración que no parece el más aconsejable para luchar contra la pandemia.
El fenómeno ha podido constatarse en las principales vías del centro de Palma, principalmente, aunque también se ha producido en otros núcleos urbanos y hasta en zonas de picnic y acampada donde grupos de ciudadanos se reúnen los fines de semana para realizar torradas en las que no siempre se respetan el número de participantes ni las medidas de distanciamiento.
El espíritu navideño contribuye, sin duda, a esta relajación hasta el punto de que la Policía Local de Palma ya ha advertido de la posibilidad de llegar a cerrar determinadas calles del centro o marcar tramos de un solo sentido para los peatones si las aglomeraciones persisten. La patronal del pequeño y mediano comercio, Pimeco, ha criticado la medida que, de llegar a producirse, significaría un duro golpe al sector, de la misma manera que las medidas restrictivas para otras actividades como la restauración lo significan para sus negocios.
El problema es que si las aglomeraciones persisten, la opción de imponer horarios tempranos de cierre también a las tiendas podría llegar a adoptarse. Y es que el crescendo de las limitaciones que pueda aprobar la administración para contener el virus siempre podrá ir a más si los datos de contagios no muestran la evolución positiva deseada.
La prudencia a la hora de socializar o salir de compras es la mejor opción para estas fechas si se quiere demostrar un verdadero interés en evitar la propagación de contagios desde una perspectiva individual. Sin duda el optimismo colectivo generado estos días por el inicio de las vacunaciones en un plazo breve de tiempo contribuye a enfocar el problema con una mayor esperanza, pero mientras el efecto inmunizador no alcance a un porcentaje importante de la población, las medidas de higiene, uso de mascarillas y distanciamiento van a seguir siendo la mejor opción durante mucho tiempo. Y las aglomeraciones callejeras no encajan en esa ecuación.