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El reto de Núria Riera

viernes 03 de octubre de 2014, 20:03h

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Núria Riera llega a la difícil y compleja Conselleria d'Educació consciente de las dificultades que conlleva la tarea que le ha encomendado Bauzá pero consciente de que tiene los objetivos claros.

Asume el cargo con una voluntad dialogante, dispuesta a negociar antes que ha imponer. Prueba de ello es que su hombre fuerte es  Miquel Deyà, que se ha distinguido hasta ahora por ser el director general con más tacto y habilidad de cuantos altos cargos han pasado por Educació esta legislatura.

La elección de Deyà por parte de José Ramón Bauzá y Núria Riera es todo un gesto de mano extendida a la comunidad docente. Deyà, profesor de Historia Moderna de la UIB, sabe imprimir a sus actos la solidez exenta de apasionamiento de quien se conoce al dedillo varios siglos de la historia de Balears y sabe que la verdadera sabiduría y el acierto aparecen cuando se calman las crispaciones. No dará pasos en falso por precipitación. Jamás lo ha hecho. Analiza el presente con ojos de historiador. Esa es su fuerza como cargo público.

Pero la tarea más difícil corresponde a Núria Riera. Tendrá que intentar capear el vendaval docente manteniendo firme el pulso del trilingüismo. Tal vez si no insiste en la forma (el TIL) y sí mucho más en el fondo, en conseguir la unidad de la comunidad educativa para incrementar la capacidad lingüística de los alumnos, tendrá mucho avanzado.

Otro aspecto interesante de los objetivos de Riera es poner en marcha una Mesa de Padres, dando mucho más impulso a los progenitores, quienes, con sus impuestos, son los que al fin y al cabo mantienen el sistema educativo público. Un mayor protagonismo de los padres puede ser un factor altamente positivo. La nueva consellera quiere establecer bases sólidas y duraderas que estén por encima de los cambios coyunturales de gobierno. También este objetivo merece ser tenido muy en cuenta.

No obstante, lo más importante que ofrece Núria Riera son las dos manos extendidas a los docentes. Esta es la auténtica base a partir de la cual puede llegar la distensión. Detrás de estas dos manos debe articularse una mejor dotación para Educació en los próximos presupuestos de la Comunitat Autònoma y dar todas las facilidades posibles a profesores y maestros para la profundización en el conocimiento de la lengua inglesa.

A Riera le queda mucho por hacer, pero también mucho por conseguir. La comunidad educativa en su conjunto comienza a sentir cansancio de tantas protestas. Tiene la oportunidad de sellar la paz.Y ello será posible si parte de un gesto fundamental: que Riera muestre su aprecio, su respeto y su cariño por la lengua propia de las Balears sin renunciar ni un ápice a su objetivo en pro del trilingüismo. Si lo logra, acabará con muchos desencuentros, tensiones y malos modos.

Al fin y al cabo, el primer pilar de la educación es el cariño. Después ha de llegar la hora del pragmatismo y del equilibrio para afrontar los retos de una sociedad desarrollada y abierta al mundo. Perder sin de vista el amor a las raíces, la personalidad propia y una idiosincrasia única, entrañable y extraordinaria, que es el principal valor irrenunciable de la sociedad balear.