El RCD Mallorca lleva cinco partidos sin ganar y ya ocupa el decimoséptimo puesto de la tabla, coqueteando peligrosamente con las posiciones de descenso, de las que solo se libra por el golaveraje. La situación es más que preocupante porque los bermellones están al borde de caer al abismo del descenso, lo que sería una tragedia en sí misma y también porque dado que el Mallorca B es líder destacado de la tercera división y puede ascender a segunda B, si el primer equipo llegase a descender impediría que el filiar ascendiera, ya que no podrían ocupar ambos equipos la misma categoría.
Los bermellones están al borde de caer al abismo del descenso
Resulta procedente ahora que, a la vista de la catástrofe que se avecina si no se corrige el rumbo en los cinco partidos que restan para concluir la competición, se recuerde que la presente temporada fue planificada por el aún presidente del RCD Mallorca, Utz Claassen, y el director deportivo, Miquel Àngel Nadal, con el objetivo declarado de volver a la primera división, una vez que se logró estabilizar la entidad en el plano extradeportivo. Resulta un sarcasmo que a esta altura se esté peleando (es un decir) por no descender de categoría.
Tras la incorporación de Maheta Molango, se reforzó la plantilla con los fichajes que se consideraron necesarios, pero la situación no ha mejorado. A la vista está que han fracasado estrepitosamente, que el juego del primer equipo es infame y que parece que nadie manda en el Club, con el entrenador severamente cuestionado y Claassen escondido y sin dar la cara ante la afición mallorquinista.
¿A quién pueden culpar ahora Utz Claassen y Miquel Àngel Nadal de la lamentable situación deportiva que atraviesa la entidad? Ya no pueden responsabilizar al ‘Brujo de Sa Pobla’ y su incapacidad ha hecho buena la gestión que tan despiadadamente criticaron antes de hacerse con el control del Club.