Un 66,2 por ciento de los 2.152 militantes del PSIB-PSOE participaron en la consulta telemática y presencial puesta en marcha por el Partido Socialista para buscar el aval de sus bases de cara a pactar con Sumar y otras formaciones políticas la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.
La consulta resultó, como cabía esperar de un proceso de esta naturaleza, mayoritariamente favorable a la formación de un gobierno con el partido que lidera Yolanda Díaz. El 88,7 por ciento de los consultados en Baleares (1.266) votó a favor y sólo el 10 por ciento (150) lo hizo en contra.
Este cheque en blanco firmado por la militancia a los planes del presidente en funciones, Pedro Sánchez, que ultima las negociaciones de su investidura con Junts per Catalunya, el partido del prófugo Carles Puigdemont, no por esperado es menos imprudente, pues se avala los planes del secretario general sin conocer los extremos de esos pactos, ni la letra pequeña de la ley de amnistía.
Es inexplicable que sin conocer tales extremos, los militantes socialistas en Baleares se embarquen en una travesía que puede terminar hundiendo a su partido, pues no ha de olvidarse que se pacta una medida de dudoso encaje constitucional, que reiteradamente el presidente Sánchez y no pocos ministros descartaron por ser contraria al Estado de Derecho y por constituir un borrón y cuenta nueva con dos partidos independentistas que protagonizaron desde el Govern de la Generalitat un golpe de estado en toda regla.
La subversión del orden constitucional por vías ilegales perpetrado desde el poder sigue siendo reivindicada por quienes protagonizaron aquellos hechos, de los que nunca han abjurado, sino que se muestran orgullosos, reivindican como democráticos y defienden volver a cometer si les da la gana. Sin garantías de que los independentistas catalanes renuncien a la vía unilateral, el PSOE ata su destino a lo que aquellos decidan hacer en el futuro.
Y por más que consigan, como parece, formar un Gobierno de coalición con Sumar, las ataduras parlamentarias del PSOE le impedirán impulsar cualquier iniciativa legal si no logra el concurso de todos y cada uno de los socios de investidura. Algo que ni Armengol desde la presidencia del Congreso, podrá soslayar.