Tanto si se está a favor como en contra del camino que ha iniciado el pueblo de Cataluña, debe reconocerse que el proceso ha conseguido poner de manifiesto algunos aspectos interesantes.
Destaca cómo la sociedad civil ha sido el verdadero motor. Suele identificarse el punto de inflexión con la manifestación del 11 de setiembre de 2011. En ese momento algunos políticos vieron la necesidad, empujados por el clamor ciudadano, de apostar abiertamente por incorporar el derecho a decidir en sus programas. Con el resultado del ámplio apoyo parlamentario que ahora refleja el Parlament en favor de redefinir las relaciones con España.
Lo que llama mucho la atención es la postura adoptada por Madrid ante la situación. A mi entender, la "solución del avestruz" va a dar malos resultados, al menos a largo plazo, a los defensores de mantener el status quo. Cuando se presenta un reto, en cualquier ámbito, lo aconsejable es afrontarlo y, a poder ser, con una estrategia lógica y argumentada. En el caso de España ante las aspiraciones de Cataluña no veo la voluntad de afrontar el tema, ni mucho menos una estrategia sostenida sobre los pilares de la lógica argumental. Cierto que se lanzan consignas desde Madrid, pero no van encaminadas a sostener la inviabilidad de un consulta en Cataluña, esto se argumenta con el simple "no porque la ley no lo permite", al estilo de aquellos progenitores que ofrecen a sus hijos el lapidario "porque yo lo digo y soy tu padre". El resto de argumentario, salida de la UE, consecuencias económicas, viabilidad de un nuevo estado, necesidad de estructuras políticas grandes, etc. parecen más destinados a una campaña a favor del "no" en la consulta. Aquí es donde chirría la lógica de la estrategia argumental española: ¿Porqué se lanzan mensajes a favor de votar "no" en una consulta que no va a realizarse?