Estamos a un paso de que Pedro Sánchez termine definitivamente con la separación de poderes. La poca que teníamos. Con una mayoría del Tribunal Constitucional en sus manos, podrá legislar como le venga en gana, incluso contra la Constitución.
Todo es constitucional, mientras el Constitucional no diga lo contrario. Tenemos ya muchos precedentes de sentencias, digamos, creativas. Por ejemplo, la Constitución prohíbe los impuestos confiscatorios. Ahora bien, el Constitucional declaró que sólo los impuestos del 100% son confiscatorios. ¿Resultado? Ese apartado de la Constitución queda inservible, vacío. Como si no existiera. Valga como ejemplo de lo que puede hacerse con un Tribunal Constitucional ‘amistoso’. Y si atropellos como éste, o como el recurso contra el aborto que lleva doce años en un cajón, o los estados de alarma que se declararon inconstitucionales tarde, cuando ya habían desplegado sus efectos, fueron posibles con un Constitucional no controlado -del todo- por el Gobierno, ¿qué no se hará con uno bajo control?
El Poder Legislativo, que ya está en manos del Ejecutivo por un ¿fallo? del diseño original del sistema, podrá hacer y deshacer a su antojo. Será sencillo tomar el CGPJ y cerrar el círculo. Luego, hasta dónde puedan o quieran abusar, ya dependerá de ellos. Estaremos completamente en sus manos. ¿Nos salvará la UE? Lo dudo mucho, porque están en la misma línea.
No en vano el proyecto estrella del BCE es el euro digital, iniciativa de importancia trascendental, a pesar de lo cual, o quizás precisamente debido a ello, la mayoría de ciudadanos europeos no han oído ni hablar del tema. Es bien sencillo: el dinero será electrónico; desaparecerá el efectivo. Ya ha declarado la presidenta del BCE, Christine Lagarde, que hombre, tanta intimidad como con el metálico, no tendremos. Que es que tienen que combatir el terrorismo y el narcotráfico, claro.
Pero no nos desviemos: estamos a un paso de que Su Sanchidad se haga, junto con sus socios, con todo el poder en España. Y por supuesto, él es el principal culpable. Pero existe un ‘colaborador necesario’, que se diría en terminología penal: el Partido Popular. Nos limitaremos a enunciar dos motivos principales.
El primero, que en dos etapas, la de Aznar y la de Rajoy, tuvo en su mano, con sendas mayorías absolutas, anular la reforma del Poder Judicial llevada a cabo por Felipe González en 1985, para volver al sistema constitucional original de nombramiento de los vocales del CGPJ, y no lo hizo, a pesar de que lo había prometido. Es decir, el PP, en lugar de reforzar la separación de poderes cumpliendo con su promesa -lo llevó en el programa electoral de 2011-, eligió perpetuar el sistema de control partidista de la Justicia implantado por el PSOE. De aquellos polvos estos lodos.
En segundo lugar, el control de las televisiones. Nada le habría resultado tan fácil a Pedro Sánchez, de no tener todas las principales televisiones nacionales comiendo de su mano. Y cabe recordar que Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría tuvieron parte esencial en la formación del actual duopolio televisivo, así como en el rescate económico de PRISA.
Por ello, y podría añadirse mucho más, el Partido Popular ha facilitado el que un arribista sin escrúpulos como nuestro actual presidente pueda explotar las grietas del sistema hasta hacerlo estallar. De la ley a la ley, porque, como se empeñan en afirmar con total cinismo tantos analistas paniaguados, todo lo que están haciendo es legal. Al menos, mientras no diga lo contrario el Constitucional (aquí iría el emoji con guiño, porque ¿de quién va a depender el Constitucional? Pues eso).
Y francamente, me preocupa lo de la sedición y la malversación. Es indignante pactar la rebaja de las penas con los delincuentes que han cometido esos delitos. Es tremendo pactar un referéndum, del que ya se empieza a hablar, que puede acabar partiendo España.
Pero aún más me preocupa que puedan vulnerar nuestros derechos y libertades, por ejemplo volviendo a encerrarnos en casa con cualquier excusa o estableciendo otro apartheid certificado electrónico mediante. Por cierto, que Mariano II Núñez Feijóo fue ferviente defensor de todo ello, además de la inmersión en gallego.
Sin embargo, ahora dicen que lo van a arreglar todo, que sólo tenemos que esperar a las elecciones, cuando Sánchez ya tenga todo el poder, que casi seguro que no pasará nada. Oiga, si le engañan una vez, la culpa es de quien le engaña, pero si le engaña veinte veces la misma organización…