El diputado de Més per Mallorca, Joan Mas, defiende que el Gobierno de España debe indultar a sus admirados Valtònyc y Pablo Hasel, a quienes él y su partido consideran artistas condenados por delitos de opinión. En su ignorancia, que es supina e inabarcable, desconoce que en el Código Penal no hay delitos de opinión, pero a él eso le da igual porque él sostiene que en España no hay libertad de expresión ni de actuación política, que hay presos políticos, que hay artistas exiliados y que la sociedad está atemorizada.
Sus peregrinos argumentos han sido bien recibidos por sus socios de Unidas Podemos, que votaron a favor de la medida en un gesto de hipocresía absoluta, porque integran el Gobierno de coalición junto al PSOE de Pedro Sánchez y si tan convencidos están de que lo justo y procedente es indultar a los raperos de sus delitos, no tardarán en indultarlos como harán con los políticos catalanes. Sin embargo, el PSIB ha pasado olímpicamente de sus socios en el Govern y se ha aliado con el resto de formaciones políticas del Parlament, conscientes de que Joan Mas no sabe de qué habla ni quiere saberlo.
Més per Mallorca defiende la libertad de expresión de Valtònyc y Pablo Hasel para mofarse de las víctimas del terrorismo, enaltecer a quienes les asesinaron o secuestraron y desear pública y abiertamente toda clase de males a quienes no piensan como ellos, sólo por tener una posición política contraria. Nada nuevo si nos atenemos a su abierta amistad con los herederos de ETA, EH Bildu. Pero los socialistas no pueden alinearse con planteamientos de esta índole. Y por suerte, no lo han hecho.
Para Joan Mas, el payés en el Parlament (como él mismo se denomina), es más grave que alguien vandalice en Palma los bustos de Emili Darder y Aurora Picornell, que Valtònyc anime desde un escenario a matar a guardias civiles o fiscales. Esa es su escala de valores, su activismo militante, su compromiso social y político; su indigencia moral e intelectual, en definitiva. Los rábanos que cultiva en su finca de Algaida son más sensibles que él, sin punto de comparación.
La Fiscalía de Sevilla pide para Valtònyc, fugado a Bélgica para no cumplir una condena firme a tres años y medio, otros cuatro años de cárcel por un delito de odio durante un concierto en Marinaleda en 2018, cuando dijo “matad a un puto guardia civil”. Lo hemos podido ver todos porque el vídeo está subido a Youtube. Hasta las acelgas que cultiva Joan Mas estarán al corriente. Pero a él le da igual porque Valtònyc tiene derecho a expresarse libremente, no como los vándalos fascistas que pintarrajean bustos en Palma.
Y aquí vemos claramente lo fina que tiene la piel el payés de Més en el Parlament, donde si los ataques son suyos (o de los suyos) lo considera libertad de expresión y sin embargo, si la víctima son los suyos, lo considera un delito de odio. Tiene suerte que en España no sea delito la hipocresía. Hasta las coles que cultiva ‘Collet’ lo condenarían.