El alquiler de viviendas destinadas a turistas, sin la correspondiente licencia y de forma ilegal, se ha convertido en un auténtico problema social que afecta directamente a la disponibilidad de vivienda de alquiler residencial, con las consecuencias por todos conocidas.
También tiene efectos muy perniciosos sobre el mercado laboral, pues muchos trabajadores que antes venían a trabajar a Baleares provenientes de la península, ante la escasez de vivienda de alquiler y la consiguiente carestía, optan por no venir, lo que se traduce en escasez de mano de obra en prácticamente todos los sectores productivos de Baleares. Y también, y no menos importante, por lo que significa de competencia desleal con quienes sí cumplen con las leyes.
Y todo ello, por no hablar de los problemas de convivencia que en muchas ocasiones acarrea la convivencia entre residentes y turistas, por las molestias que estos ocasionan, sobre todo si son jóvenes.
Otro aspecto sobre el que tiene notable incidencia el alquiler turístico ilegal es la sensación de saturación que muchos residentes perciben en determinados momentos y lugares, públicos y privados, un fenómeno que va en aumento y que es motivo de preocupación general.
Sin embargo, resulta paradójico que aquellos que más incorporan en su discurso político cotidiano las apelaciones a la saturación, a la sostenibilidad y al decrecimiento turístico, son quienes cuando tuvieron la oportunidad de contener y reducir los comportamientos antijurídicos con el alquiler vacacional, no sólo no lo hicieron, sino que fue cuando más se incrementó.
El conseller insular de turismo, José Marcia Rodríguez, ha explicado que la oferta de alquiler turístico experimentó un notable aumento entre 2016 y 2020, cuando tanto en el Consell de Mallorca como en el Govern balear la izquierda ostentaba el poder. En la primera legislatura del Pacte (2015-2019), presidido por Francina Armengol (PSIB-PSOE), la Conselleria de Turismo estuvo en manos de Més per Mallorca.
Biel Barceló fue vicepresidente del Govern y conseller de Turismo hasta diciembre de 2017, momento en que fue relevado por Bel Busquets, que cesó en 2019. Y su sucesor fue socialista Iago Negueruela. Con ellos al mando, el alquiler turístico se desbocó y las consecuencias están a la vista, sobre todo en la falta de vivienda residencial que hace muy difícil y caro, alquilar una vivienda.
La presidenta del Govern, Marga Prohens, ha recordado con motivo de su visita a Fitur, que el 25 por ciento de las plazas turísticas surgieron en los últimos ocho años, durante la presidencia de Armengol, lo cual no es sostenible. Se trata de un dato demoledor e irrefutable, que conviene poner sobre la mesa, sobre todo cuando la izquierda agita el argumento de la saturación turística y del decrecimiento de nuestra principal industria.