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El ojo del amo

Por Alejandro Vidal
lunes 11 de enero de 2016, 19:41h

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A finales del mes de julio fui vituperado, rectificado y tildado de agorero y mensajero apocalíptico por ejercer lo que considero dos deberes ineludibles del periodismo: la crítica y adelantarse a los acontecimientos. Pese a que ni yo mismo esperaba una hecatombe del calibre de la que estamos presenciando, no he escuchado ni leído un solo y mínimo acto de contrición, que no reparación. Más de uno prefiere silbar mirando hacia el cielo con tal de no examinar su propia conciencia.
La realidad clasificatoria, social y económica del Mallorca se veía venir. La predicción no encierra ningún mérito, es una simple cuestión de hacer los deberes tal y como leí a José María García en una entrevista publicada en la edición de ayer de Diario de Mallorca. Evidentemente es mucho más cómodo que a uno le traigan las noticias a la mesa de redacción que tener que salir a por ellas. Y así nos va a todos.
Valga el preámbulo para anticipar mi recelo acerca del nuevo proyecto que representa Maheta Molango, cuyo poder plenipotenciario empiezo a poner en duda. Si no me gustó su tourné por los medios de comunicación desde el día siguiente de su llegada, tampoco me han gustado sus primeros pasos. Presentarse en Córdoba con su hijo pequeño consciente de que la entrada de menores en el palco presidencial está prohibida por acuerdo tácito entre los clubs de la LFP, puede interpretarse como una equivocación de menor grado. Consentir que la única representación del club la ostenten Utz Claassen, junto a sus figuras decorativas, Galmés e Iván Campo, suena a recochineo cuatro días después de que su jefe, Robert Sarver, haya pasado a controlar el ochenta por ciento del capital del club.
Por lo que respecta a sus decisiones en el ámbito deportivo, no creo que los fichajes de Pol Roige y Adrián Colunga supongan un desembolso propio de la entrada en tesorería de más de veinte millones de euros, ni que respondan a las necesidades urgentes de un equipo que ocupa posiciones de descenso y que, para remontar hasta el play off, necesitaría ganar al menos la mitad de los partidos que le restan al calendario y probablemente no sería suficiente. Allá él si quiere mantener a Miguel Angel Nadal, que ya no dio un paso atrás durante el breve mandato de Aouate, y a Pepe Gálvez, cuyo planteamiento el pasado domingo sugiere muchas preguntas de difícil respuesta. Y ojalá me equivoque, aunque haya quien piense lo contrario.
El ojo del amo engorda el caballo, reza el refrán. Que el dueño haya regresado a su país y deje al frente del rebaño y a miles de kilómetros a un ejecutivo sin currículum ni pedigree, no encaja con la lógica por mucho que más verdes hayan madurado.
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