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El nuevo paradigma blockchain

Por José A. García Bustos
sábado 15 de febrero de 2020, 07:44h

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Ayer tuve el honor de participar como ponente en una jornada sobre blockchain dentro de la Oficina de Transformación Digital que organizó la Asociación de Industriales de Mallorca.

Tuve la oportunidad de hacer ver algo que no es fácil de entender. Por lo menos a mí me costó más de un año comprender la profundidad de lo que se avecina y que esto iba más allá de la mera compraventa de criptomonedas. Me refiero a que, si todos los ingredientes ya están inventados, como la tecnología blockchain, cuyo descubrimiento data de 1991, o como el intercambio de archivos persona a persona que es de 1996 (la censurada Napster apareció en 1999) o porque han existido monedas digitales persona a persona en el pasado (por cierto, prohibidas por ser anónimas), lo que estamos viviendo desde que la blockchain bitcoin vio la luz en 2008, es un cambio de paradigma a varios niveles.

Eso, como economista, es lo que me fascina de este avance. No es un tema tecnológico. Tampoco es un tema de inversión ni de hacerse rico. Estamos ante un cambio a nivel económico, jurídico e incluso social.

Es un cambio de paradigma económico porque limita la oferta monetaria, eliminando la posibilidad de crear inflación por la mera emisión de dinero. También lo es por eliminar la existencia de intermediarios para verificar la transmisión de dinero y valor, resolviendo el problema del doble gasto. Además, da soberanía financiera a las personas para que hagan con su dinero lo que quieran (no lo que decida el banco o el gobierno), dejando rastro para detectar quien hace actividades ilegales y hace que el dinero del futuro, que correrá sobre la blockchain, sea real y no basado en la deuda.

Es un cambio de paradigma jurídico porque reduce el papel de los fedatarios públicos (notarios y registradores) para certificar que tienen lugar las operaciones. Todo está registrado de manera inmutable en la cadena de bloques y, gracias a los contratos inteligentes, se hará automáticamente cuando se cumplan las obligaciones previas. También reduce las causas judiciales por diferencias de interpretación entre las partes y elimina del código penal algunos delitos como el delito de falsificación documental, la destrucción de pruebas documentales y muchos otros tipos de fraude.

Además, el cambio se produce en el ámbito social porque ofrece posibilidades de acceder al sistema bancario o facilitar las transacciones entre los dos mil millones de personas que no tienen acceso al sistema bancario en el mundo. Además, permite el envío y recepción de dinero en cuestión de segundos a coste residual entre puntos alejados en el planeta.

Un ejemplo de cómo bitcoin ayuda a los más desfavorecidos, según cuenta Craig Wright, es el de Ghana donde hay muchas casas a medio hacer pero sus propietarios no tienen oportunidad de tener una hipoteca. Por eso, a medida que tienen dinero van construyendo la estructura y van colocando las paredes. No pueden venderlas ni vivir en ellas hasta que no estén acabadas. Además, sus dueños no tienen dónde guardar sus ahorros sin ser robados por estar desprotegida. Bitcoin cambiará la vida también a los “sin banco”.

Pero para que eso se necesita más aceptación y que una blockchain predomine como estándar a nivel mundial, al igual que ocurrió en Internet o en la telefonía móvil y permita la transmisión inmediata de dinero o valor a dos o más personas en cualquier parte del mundo. Todo es susceptible de ser transmitido. Dinero o derechos sobre un bien físico gracias a lo que se denomina tokenización.

Aún queda mucho para eso pero algunos ya están tomando posiciones para dominar esta (r)evolución que nos viene. Otros para aprovecharla en beneficio propio.Muchas oportunidades de negocio saldrán, como dijo ayer el vicerrector de la universidad de las Illes Balears desde su vertiente de psicólogo. Estamos también ante un cambio que estudiará esta disciplina.

Insisto en que aunque lo parezca, no estamos viviendo un tema de hacerse rico con criptomonedas ni de si tienen alta volatilidad ni de si son una burbuja como los tulipanes. Estamos hablando de cambios profundos a nivel económico, jurídico y social cuya semilla fue puesta por la blockchain de bitcoin hace once años y que está avanzando a buen ritmo con, cada vez, mayores caso de éxito entre empresas. Los cambios pasan, cada vez, a mayor velocidad por lo que, al parecer, todo sucederá más rápido que cuando Internet irrumpió en nuestras vidas. La blockchain es una evolución de Internet. Estamos en la Tercera Fase.

Por eso, jornadas como la de ayer, sirven para mover consciencias y hacer ver que debemos conocer el cambio de paradigma que conlleva la implantación de la cadena de bloques en nuestras vidas. Hace falta pedagogía y formación. Por eso, estuvo interesante que la universidad formara parte de ellas. Aunque la formación debería venir también por parte de colegios o de la Formación Profesional. No en vano, como dijo el otro ponente y amigo, Javier Molina, la profesión más solicitada por LinkedIn es la de programadores de blockchain.

Enhorabuena a los organizadores por la sensibilidad mostrada ante este tema y también a los asistentes porque ellos liderarán el cambio.

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