Libertad de expresión, difamación y pasividad
miércoles 07 de noviembre de 2012, 09:17h
Desde que empecé a escribir en Mallorcadiario.com, han venido acompañando a mis escritos, de forma discontinua pero persistente, comentarios que no aportaban nada al tema del artículo, sino que se limitaban a verter insinuaciones calumniosas dirigidas contra mi, todos ellos, por supuesto, desde el anonimato cobarde, indigno y vil. Siempre había pensado que no se debe entrar en polémicas con quien esconde su identidad y, en consecuencia, nunca he contestado a los mismos. Sin embargo, en las últimas semanas, con motivo de comentarios que he leído en este y en otros medios digitales (o versiones digitales de medios tradicionales, de los que tienen edición impresa) referidos a otras personas, he estado reflexionando sobre el tema de la libertad de expresión y sus límites, la calumnia, la difamación y la injuria (podría añadirse el insulto, al menos el insulto gratuito, innecesario) y hete aquí que el artículo de la semana pasada ha recibido dos comentarios que pueden considerarse paradigmas, arquetipos si se quiere, de la infamia y he decidido dar una respuesta personal a los mismos como introducción a una reflexión general que, en realidad, es lo importante, más allá de mi peripecia individual.
La difamación, la calumnia, la injuria, tienen como objetivo la destrucción de la honra y el prestigio de una persona. Para ello se recurre a una mezcla, en proporciones variables, de rumores, informaciones parciales, ambigüedades, ocultación de datos y hechos, mentiras, medias verdades y, en definitiva, una presentación sesgada deformada y tendenciosa de la realidad, de modo que quienes reciben la información se formen una idea falsa y negativa de la persona objeto de la persecución.
Por una única vez, voy a hacer un resumen de los hechos a los que pretenden hacer referencia los citados comentarios difamatorios hacia mi persona. Hace quince años, siendo yo jefe de servicio de microbiología del hospital Son Dureta, la gerencia y la dirección médica del hospital iniciaron un proceso contra mi, con la colaboración de algunos médicos y otro personal del propio servicio, así como de algunos otros médicos del hospital, en el que me acusaban de gasto indebido de reactivos y material, se supone que para percibir comisiones ilegales. Todo ello desembocó en la presentación de una denuncia a la fiscalía, por los posibles delitos de malversación de fondos públicos y perjuicio a la Administración Pública. El proceso estuvo en todo momento bajo la supervisión del entonces director general de Insalud, Javier Rodrigo de Santos, quien, como sabemos, cumple actualmente pena de prisión por los delitos de malversación de caudales públicos, él sí, y pederastia. Curiosamente, la denuncia no la presentó el Insalud, sino el sindicato comisiones obreras. Como consecuencia de la denuncia, el juez de primera instancia ordenó a la división de delitos económicos de la Policía Nacional que investigara mi economía y la de mi familia. Al final, después del informe de la Policía, la fiscalía hizo un escrito demoledor a mi favor, en el que exponía que no había ningún indicio de haber cometido ningún delito por mi parte y en el que incluso dudaba que yo hubiera estado en disposición de cometerlo, remitiendo posibles responsabilidades de hipotéticos gastos excesivos a otras instancias. Tras estos dos informes, de la Fiscalía y de la Policía, el juez dictó auto de archivo, al no observar indicio alguno de delito ni de enriquecimiento ilícito por mi parte. Comisiones obreras presentó recurso ante la Audiencia Provincial al que, ahora sí, se añadió Insalud. Finalmente, la Audiencia también dictó auto de archivo, ya que tampoco observó indicio alguno de comisión de delitos ni enriquecimiento ilícito. Así pues, los tribunales me exoneraron por completo y se pronunciaron a mi favor, tanto en primera instancia como en la Audiencia Provincial. Una vez finalizada a mi favor la cuestión penal continuó el ensañamiento de Insalud contra mi y, ya que no era cuestión de soltar la presa y, sobre todo, de investigar otras posibles responsabilidades, me abrió un expediente disciplinario que fue una auténtica pantomima, puesto que estaba definida desde el principio la sanción que me iban a aplicar, la separación definitiva del servicio. Esta es una sanción gravísima, puesto que no solo supone la pérdida del trabajo, sin indemnización, sin derecho a subsidio de desempleo, sino que además te condena a no poder ocupar nunca más un puesto de trabajo en la Administración Pública. Todo ello dirigido por Rodrigo de Santos. Tuve que recurrir de nuevo a los tribunales y, finalmente al cabo de tres años, el Tribunal Superior de Justicia de Baleares anuló la sanción, la sustituyó por tres años de suspensión de empleo y sueldo, curiosa casualidad, habían transcurrido tres años desde mi sanción, y obligó a Ib-salut, con tanto tiempo transcurrido se había producido la transferencia de las competencias en sanidad, a readmitirme en mi plaza de médico especialista en microbiología en el hospital Son Dureta. Unos meses después de estar reintegrado en mi puesto de trabajo, se convocó un concurso de traslado al hospital de Inca, concurso al que me presenté y en el que obtuve el traslado al citado hospital de Inca, en el que actualmente sigo desempeñando mis tareas profesionales.
Queda clara por tanto, la infamia de los comentarios a mi artículo de la semana pasada, bueno, no al artículo, ya que nada tienen que ver con él, digamos los comentarios remitidos aprovechando la tribuna que suponía el artículo. El segundo comentario es particularmente indecente. Primero dice que “ha preguntado”. A saber a quién habrá preguntado, ya que todas las sentencias judiciales, así como el concurso de traslado son públicos y se pueden consultar, de modo que no acierta ni una: los tribunales me exoneraron de todo delito, así que no “me pillaron en nada”; sí que es cierto que me echaron de Son Dureta, aunque es una forma muy primitiva de expresarlo, en realidad me sancionaron con la separación definitiva del servicio y gané en los tribunales mi readmisión, no me “salvó” nadie del sindicato médico. De hecho, el sindicato médico no tuvo prácticamente ninguna participación en todo el proceso, más allá del apoyo moral que a título individual me dio alguno de sus miembros. Ni siquiera el abogado del sindicato me defendió en el contencioso-administrativo, que hubiera sido lo lógico. Mis abogados los contraté y los pagué yo de mi propio peculio. En cuanto al traslado a Inca, fue mediante concurso público, nadie me envió a “la meca del PP”. Teniendo en cuenta que fue Rodrigo de Santos, persona en aquel entonces muy principal dentro del PP mallorquín, que luego sería aun más preeminente, hasta su caída, quien dirigió todo el proceso contra mi, no es muy creíble que luego me ayudara el PP en lo más mínimo. Con ello, quien escribe ese comentario demuestra que, además de miserable como persona, es también intelectualmente miserable. En cuanto a lo de las comisiones, los autos de archivo por no haber indicio de delito ni de enriquecimiento ilícito hablan por sí solos. Lo mismo es aplicable a las “explicaciones” que pide el autor del otro comentario, no tengo que dar explicaciones de ningún delito, puesto que ninguno cometí.
Pero, en realidad, todo esto a esa gentuza no le importa en absoluto. Ya que su objetivo es desprestigiarme, recurren a las armas clásicas de la difamación: la mentira, la ocultación de datos, (nunca mencionan todos los autos y sentencias judiciales a mi favor), la presentación deformada de otros, la insinuación de comportamientos delictivos, las medias verdades, la exageración, etc. Quienes se dedican a difamar no son sino sabandijas repugnantes, escoria, desechos humanos en estado de putrefacción licuefacta, pero quienes lo hacen parapetándose en el anonimato son, además, unos cobardes, cobardes que se aprovechan de la protección que les proporciona la ocultación de su identidad para vomitar su basura. Pero no podrían hacerlo si no se les proporcionara una tribuna gratuita desde la que lanzar sus ofensivas. Los medios de comunicación digitales deberían meditar seriamente sobre como evitar convertirse en vehículos de expresión de indeseables que se dedican a difamar, calumniar, injuriar e insultar. Existe una comprensible y legítima aversión a limitar la libertad de expresión, que es un derecho y una conquista de las sociedades democráticas, pero ese derecho no es extensible a la difamación, que es un delito. El contraste de opiniones, incluso duro, es saludable y necesario. La crítica, incluso acerada, debe aceptarse como parte del proceso intelectual democrático. La confrontación de ideas es una de las características de las sociedades sanas y respetuosas consigo mismas. Pero la difamación, la calumnia, la mentira, el insulto no forman parte de todo ello y menos aun cuando se realizan de forma anónima. La Red, que nos proporciona unas posibilidades casi infinitas de compartir y confrontar ideas, se está convirtiendo, por desgracia, en una cloaca en la que hordas de ratas humanas introducen y muestran gran parte de lo peor, más sórdido, más rastrero y más repugnante que puede imaginar la especie humana. Ahora bien, si gran parte del espacio virtual es prácticamente incontrolable, los medios de comunicación sí pueden controlar lo que publican. No se trata, en absoluto, de censurar y limitar la libertad de expresión, se trata de no consentir la difamación, que no es libertad de expresión, sino delito. Además, al hacerlo desde el anonimato se está conculcando un derecho inalienable de los ciudadanos de las sociedades democráticas, que es el derecho a la legítima defensa. Los escritos difamatorios, o no se deben publicar, o se han de publicar con nombre, apellidos y DNI, de modo que todos sepamos a que atenernos, ya que si no sabes quien te ataca, no puedes defenderte.
Los medios de comunicación han de considerar si deben seguir dando cobertura y protección de anonimato a la difamación y a la calumnia sistemáticas. Al fin y al cabo, si un medio empieza a llenarse de comentarios insultantes y difamatorios y, por pasividad, no hace nada por solucionarlo, acabará perdiendo todo su prestigio y convirtiéndose él mismo en un medio panfletario, en un puro libelo.
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Últimos comentarios de los lectores (20)
122897 | jahd - 11/12/2012 @ 12:26:33 (GMT+1)
Aunque parezca lo contrario, internet es lo menos anónimo que hay. Los proveedores de servicios tienen que guardar las IPs desde donde se accede, por ejemplo para hacer comentarios. Y los proveedores de acceso tienen que guardar a qué usuarios están asignadas las IPs en cada momento. Así que si el juez considera que hay indicios de delito sólo es cuestión de horas averguar desde qué domicilio se han realizado esos comentarios.
En internet todo deja sus miguitas, que para eso se diseñó como un sistema abierto. Así que si uno siente que se le está acusando de un delito con temerario desprecio hacia la verdad (calumnia) o siente su dignidad lesionada (injuria), al juez, y este pedirá los datos para seguir el rastro de miguitas.
119126 | Uno que todo lo sabe - 11/11/2012 @ 10:48:06 (GMT+1)
Bueno por fin da explicaciones y queda claro para todos los escasos lectores que leen su columna, a partir de ahora basta de escribir de Etica, Moral, Principios, Bonohomia, Difamaciones,Pasividad etc etc sin antes pedir perdón. Tres años de sanción con repercusión seria en el dinero de todos los que pagamos impuestos, en el mal manejo (como mínimo) de dinero público
Pfsssss a callar !!!
"los minuciosos y detallados datos y argumentos que se recogen en la resolución sancionadora, deben conducir a afirmar la existencia y certeza de los hechos imputados, así como de las infracciones, y la culpabilidad del actor en la realización de las mismas...habiendo quedado así la destrucción del principio de presunción de inocencia"
119086 | saz - 11/11/2012 @ 01:09:48 (GMT+1)
Menuda historia. Parece el borrador de un guión para una "serie". Demasiada subjetividad para sacar conclusiones objetivas más allá de la sentencia. Objetivamente, parece que el doctor Arteaga no gestionó correctamente el tema de los excedentes en reactivos, y si los que acusan de "algo más" no exponen pruebas que demuestren intereses ocultos, nos quedamos sin "serie". A no ser que ahora el resto de "comentadores anónimos" nos pongamos, aquí mismo, a especular. Yo opino... que aunque "el texto" está repleto de insultos es muy bueno (literariamente hablando) y engancha: Médico-jefe bajo sospecha de corrupción; sentencia absoluturia, aunque con matices y efectos adversos para el acusado; la existencia de un laboratorio privado o lo que sea que se beneficia; la Seguridad Social (es decir, todos los que seguimos la trama) perjudicada; una posible conspiración contra el protagonista, testigos o actores secundarios, envidias, pasiones, pasiones potencialmente mortales, resentidos...? to be continue???
118808 | Lolailo - 09/11/2012 @ 08:08:38 (GMT+1)
Para mí tienes toda la razón. Pero en cualquier momento sale el defensor de los suyos (a muerte, con o sin razón, etc.) y te regaña y da clases de moralidad...
118768 | Hay Emilio - 08/11/2012 @ 19:52:05 (GMT+1)
Calladito estás más guapo, que la Isla es pequeña y los tres AZ de la instrucción han corrido por todo y dan para un novelazo. Nadie te persiguió, tú solito te buscastes lo que te pasó, y además por reiteración sistemática de tus actitudes, que eran de dominio público; que fueron citadas a declarar decenas de personas, libres de sospecha de envidias e intrigas, y te puedo asegurar y tú lo sabes que no les resultó plato de buen gusto; tu fuiste el responsable único del monumental lio que se armó, y de hacer pasar al personal por un trago que jamás olvidará; por ello no te escandalices si alguien se siente ofendido cuando intentas dar clases de moralidad, eficacia y eficiencia.
118742 | Cucu quien soy - 08/11/2012 @ 14:18:25 (GMT+1)
Ya que me cede la última palabra, porque no va a contestar más, trataré de ser breve.
1.- Menos mal que no insulta (su cobarde actitud; sin equivocarme puedo afirmar que son seres despreciables; auténticas sabandijas; otras ratas envidiosas; perder el tiempo con un cobarde; etc.). ¿Ud. se lee? ¿Seguro que no insulta? ¿O es que no se da cuenta?
2.- Pienso que su hermano ya ha pagado lo que hizo. Ningún problema entonces. Lo justo es pasar página, pero aprendiendo la elcción. O sin tergiversar la historia.
3.-Yo jamás he dicho que malversara -insisto en que solo he escrito en este artículo no en los anteriores-, ni se enrriqueciera. Lo que digo es que según un Juzgado y un Tribunal Superior, se cometieron infracciones que dieron lugar a una sanción por tres años. No es poca cosa, como tampoco es poca cosa lo que dice el Juzgado y el Tribunal que pasó en el servicio. Así que lo de acusaciones falsas, nada. No hay conspiración, ni inocencia. Si Ud. se lo cree, y le va bien así, pues me alegro. Me imagino que dormirá mejor. Pero no es la verdad, y ya está. Se adquirieron de forma masiva, ingente e innecesaria determinados reactivos y se produjeron daños a la Seguridad Social ... aunque sea por negligencia. Lo dice la sentencia. Su hermano fue negligente, no inocente.
4.- Insisto, no he dicho que malversara, ni que cometiera delito contra la salud pública, ni se enrriqueciera. No se invente cosas, que ya bastante tiene con creer que se condena por conspiraciones.
5.- No pienso en tomar medidas contra Ud., ni nada parecido. No ofende quien quiere, sino quien puede. No me pienso ni molestar. Por demás, se cree mejor que yo cuando es lo que es ... no me importa que me insulte. Casi prefiero que gente como Ud. me insulte a que me apoye.
6.- Siento el rollo. Unos dicen que no insultan, e insultan. Otros decimos que seremos breves, y nos enrrollamos.
7.- Y no se enfade. Si es ud. feliz y se ve a la legua que está encantado de haberse conocido....
118737 | Jordi Arteaga - 08/11/2012 @ 13:01:00 (GMT+1)
Y por cierto, vaya por delante que no voy a responder un solo comentario más de usted, ya que tengo cosas mejores que hacer que perder el tiempo con un cobarde. Y otra cosa, yo mo me creo mejor que ningún ser humano. Pero dado que demuestra usted una humanidad totalmente despreciable, sí, me creo, me sé, mejor que usted. Desde los valores que me han enseñado, a los que he desarrollado yo mismo.
118736 | Sigues sin dar la cara, COBARDE - 08/11/2012 @ 12:53:29 (GMT+1)
No se por qué no me deja responder más abajo. Vayanpor delante que yo no le he insultado directamente, sino que he hecho una descripción figurada de lo que su cobarde actitud representa.
En segundo lugar, ya había leído esa setencia, gracias. Y efectivamente, no aparece en ningún lugar las palabras "malversación de fondos", ni se demuestra entiquecimiento personal, y sí que se habla de que todos los indicios responden a las declaraciones del personal del servicio, de los que sin equivocarme puedo afirmar que son seres despreciables, auténticas sabandijas, y viví en primera persona su envidia hacia el Dr. Arteaga, que fue lo que las movió a actuar, encabezados por P.A, J.G, J.R, entre otras ratas envidiosas.
Así las cosas, lo único que se termina imputando es una negligencia administrativa, con tal de no reconocer que todo eran acusaciones falsas y tener que indemnizar con esos mismos 3 años de sueldo.
Así que si va a seguir usted acusando de malversación de fondos, de delito contra la salud pública, o va a verter alguna mentira más, don Valiente, vuelvo a sugerir que ponga usted su nombre y su apellido, y tomaremos las medidas oportunas.
Si quiere usted tomar alguna medida hacia mi persona, mi nombre es Jordi. Mis apellidos, Arteaga March, y en mi familia, absolutamente NADIE tiene nada que esconder ni de lo que avergonzarse. Dudo que pued usted decir lo mismo.
118653 | José - 07/11/2012 @ 20:30:23 (GMT+1)
Dr.Arteaga, enhorabuena por sus artículos (incluido éste), una pena tener que justificarse porque haya gente indeseable que aprovechándose del anonimato pueda realizar ataques tan cobardes y gratuitos.
La solución debería ser que este tipo de "opiniones" fuesen tratadas como en cualquier medio de comunicación escrito en su sección "Cartas al Director" y no un tablón de anuncios en los que verter infamias sobre personas honradas como Usted.
Ánimo Dr. Arteaga!
118649 | Lulululu - 07/11/2012 @ 20:12:34 (GMT+1)
Lo último. La STSJIB 101/2006, de 6 de febrero. Lo que dice (no lo digo yo, lo dice la Sentencia):
Puestas así las cosas, partiendo del contenido del expediente administrativo; las declaraciones contenidas en el mismo del personal adscrito al servicio (pags. 26 a 205 y 577) señalando que los pedidos de dichos reactivos llegaban en cantidades superiores a las que se consumían, quedando excedentes del anterior cuando se recibía el pedido siguiente, de forma que llegaban a acumularse grandes cantidades de reactivos; el contenido del Auto nº 26/2000 de la Audiencia Provincial, Sección Segunda de Palma de Mallorca, que en el punto cuarto del razonamiento jurídico se indica el "despilfarro efectuado por el Dr. ...., poniendo en riesgo los recursos del estado, si bien al no haber dolo no procede activar la vía penal, sino proseguir con la vía disciplinaria; la cualidad de Jefe del Servicio de Microbiología que ostentaba el actor en los años en que sucedieron los hechos que le obligaba a un esmero examen de la contabilidad exigida en relación a los pedidos, consumo de los mismos, y sus excedentes; así como, y sobre todo, los minuciosos y detallados datos y argumentos que se recogen en la resolución sancionadora, deben conducir a afirmar la existencia y certeza de los hechos imputados, así como de las infracciones, y la culpabilidad del actor en la realización de las mismas, aunque sea a titulo de negligencia, habiendo quedado así la destrucción del principio de presunción de inocencia.
....
Sea como fuere, lo cierto es que el recurrente no ha enervado la imputación que se le hace, de la adquisición exagerada, masiva e innecesaria de determinados reactivos con el gasto ingente que ello conlleva y los daños ocasionados a la Seguridad Social, aunque ello fuera a título de simple negligencia. Procede pues la estimación de la existencia de las infracciones imputadas.
¿Seguimos queriendo vivir en la casa de la gominola en la calle de la piruleta con ventanas de caramelo y puertas de chocolate?
118648 | Lolololo - 07/11/2012 @ 20:04:05 (GMT+1)
Ah! Y sepa que no he sido yo quien ha escrito nunca en los artículos de este comentarista. Es la primera vez que comento un artículo del Dr. Arteaga. Pero es que... joe.
118647 | Lilili - 07/11/2012 @ 20:01:13 (GMT+1)
Jordi Pujol?
Jordi Cruyff?
Jordi Evole?
Jordi Alba?
Sinceramente, no sé porqué se enfada tanto e insulta.
Si se trata de defender a los suyos a muerte, tengan o no razón, pues poco más hay que decir. No atenderá a razones y seguirá insultando.
No lea más.
Yo no acuso. Simplemente digo que no es creible atribuir una sanción, confirmada por un Juzgado y un Tribunal Superior, a una conspiración de "los otros".
Mi tranquilidad viene de que siendo funcionario nunca me han expedientado, y de que procuro razonar y no insultar. Y si los míos (que no sé quienes son) se equivocan, pues se lo digo yo, y si se lo dicen otros me callo. No creo haber presumnido de hazaña alguna. Ud. presume de que es fácil identificarle y no sé quién es...
No sé porqué contesto, si ud. se ha definido: insulta y no atiende a razones. Lo gracioso es que se cree mejor que yo.
118637 | Jordi - 07/11/2012 @ 18:25:22 (GMT+1)
Hace falta ser poco perspicaz (intuyo que su perspicacia debe estar al mismo nivel que su integridad personal y su decencia, es decir, a cero) para adivinar mi apellido.
Todos vemos "Los Simpson", y no, no vivimos en la casa de gominola en la calle de la piruleta. Pero sí que he sido educado en un sitio donde estoy con los míos A MUERTE, y los defiendo a ultranza, y más aún cuando reciben acusaciones veladas e infundadas, de miserables anónimos como usted.
Y ahora, si es usted tan valiente y está tan tranquilo con sus hazañas personales, descúbrase. Descúbrase, "Sr o Sra" Lalala, y veremos qué tal ejemplo resulta ser usted, y veremos su entereza personal. Si no lo va a hacer, le invito a hacer un favor a la humanidad y desaparecer, porque es lo mejor que puede hacer la escoria como usted.
118595 | Lelele - 07/11/2012 @ 14:07:44 (GMT+1)
Y Ud. no firma con nombres y apellidos... ¿porque tiene miedo, está metido en el barro, etc.?
Mire, no hay quien se crea que alguien es sancionado a tres años de empleo y sueldo (en una Administración ... que sólo sanciona en casos extremos), sin hacer nada, a un inocente, por una conspiración judeo masónica, en la que se incluyen jueces y tribunales ... Vivo en una nube, en la casita de chocolate, en la calle del algodón dulce...
118581 | calumnias y mentiras - 07/11/2012 @ 13:15:17 (GMT+1)
Declaraciones de compañeros llenas de envidia y manipuladas. Nombre usted, si tanto sabe, las declaraciones de los compañeros de Son Dureta que fueron a favor del Dr. Arteaga. Fue una persecución orquestada y bien dirigida por ciertas sabandijas (que el tiempo ha puesto en su lugar), coordinadad por un grupo de adjuntos del servicio de microbiología, que curiosamente eran afines al encarcelado Rodrigo de Santos. ¿Por qué no dice usted todo esto? ¿O que una de las técnico de laboratorio que más y peor declaró contra el Dr. Arteaga ha sido encontrada ya VARIAS veces ROBANDO del hospital?
Si se van a poner a exponer, exponganlo todo. No solo lo que les interesa. El Dr Arteaga nunca actuó en contra de la sanidad pública, eso es una calumnia. El "Sr" Rodrigo de Santos si, enriqueciendo a los traficantes de cocaína con dinero público, además. ¿Y usted? ¿Qué esconde? Si va a decir algo más, le sugiero lo haga con nombre y apellidos. Ah no, que tiene miedo, ¿verdad?. Siga usted metido/a en el barro, que es donde las sabandijas están mejor.
118548 | Susana - 07/11/2012 @ 09:38:00 (GMT+1)
No te desanimes Emilio. Siempre he creído que LO QUE NO CONSTRUYE, NO SIRVE.
118533 | Lalalala - 07/11/2012 @ 07:39:23 (GMT+1)
Puede que se decidiera que no era delito. Pero el Juzgado y el Tribunal Superior entendieron que cometió faltas administrativas que debiena sancionarse con 3 años nada menos. Y Rodrigo de Santos no tuvo nada que ver. Fueron las declaraciones de sus compañeros, la estadística de los gastos en reactivos, su actuación en contra de la sanidad público los que hicieron que fuera sancionado.
118495 | Qué bonito - 06/11/2012 @ 19:49:14 (GMT+1)
Sr. Artega, si a usted le condenaron 3 años de empleo y sueldo y le invitaron a concursar al hospital más pepero de Baleares, será que algo hizo, ¿no?. A los médicos no les suelen condenar a 3 años de empleo y sueldo. De hecho es el único caso que conozco.
118454 | Jordi - 06/11/2012 @ 13:47:20 (GMT+1)
La gran diferencia entre quien está tranquilo y seguro de sí mismo, y los que tienen mucho que esconder, es que no se teme dar la cara.
Los que te queremos y apreciamos queremos que sigas escribiendo, haciendo uso de tu libertad de expresión, respetuosa como siempre pero clara con lo que a tu forma de entender está mal o resulta pernicioso, que es a la par ofensivo para quienes se sienten aludidos. Resultan ser esos los mismos COBARDES que no se atreven a dar la cara, y su única forma de "defensa" es el INTENTO de descrédito de quien les está dejando en evidencia.
Y digo INTENTO porque no lo consiguen, ni lo harán jamás. Quien es ecuánime y justo es conocedor de todas las caras de la verdad, o al menos intenta conocerlas. Quien es ruin, vil, traicionero, oscuro y bajo, pretende manipular hechos con el fin de, como bien dices, distorsionar la realidad a ojos de aquellos que son externos al asunto en cuestión.
Los que te queremos, te poyamos. Los que tenemos un mínimo interés en la verdad y en la justicia, estamos de tu parte, sean quienes compartan tus mismas opiniones o no.
Pero sobretodo queda un tercer grupo, que somos los que además de todo eso, te admiramos. Por tu entereza, por tus valores, por tus principios y por tu valentía, que es la mejor arma para demoler a esas ratas cobardes que solo saben esconderse, porque bajo su orgullo infame, su vergüenza les obliga a mantenerse en el barro.
Siga usted adelante, Dr. Arteaga.
118435 | Eugenito - 06/11/2012 @ 10:18:52 (GMT+1)
Estimado Emilio: Ante todo, creo que tienes toda la razón del mundo en tu artículo. Es cierto que yo también escribo desde el anonimato y me gustaría decirte que no revelo mi nombre por miedo. Miedo a las consecuencias de lo que escribo. Nadie me paga por escribir y por tanto, ese anonimato me permite opinar libremente.
Por muchos indeseables que se metan por aquí, lo cierto es que no existe otra forma de expresarse con total libertad, que la de ese anonimato que aún consienten algunos periódicos digitales como éste.
Sé que es muy fácil decirlo, pero creo que la mejor forma de demostrar ese talento que se necesita para redactar una columna es mostrando ese señorío que hace a uno estar por encima de los demás.
Así, el mero contraste entre la calidad de lo que escribas y lo que se te conteste demostrará que, con seguridad, quienes te contestan no dejan de ser unos cuantos envidiosos que no tienen otra cosa mejor que hacer.
Pero es cierto que te lo digo desde mi identidad falsa, tranquilamente sentado en mi ciber-café y desafortunadamente, con otro tipo de preocupaciones de rango inferior a las que tienes.
Ánimo y sigue publicando, que estás haciendo un buen trabajo (al menos es mi opinión).
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