Bestard emula a Truman Capote y desvela documentos oficiales

Lo veo, lo leo y no lo creo. El director general del Ib-Salut, Juan José Bestard, ha vuelto a hacer gala en su Facebook no sólo de su peculiar estilo literario a la hora de contar las cosas sino que, además, ha puesto un link para que podamos acceder a los documentos oficiales que, hasta donde yo sé, el Govern no ha hecho públicos.

Bestar ha decidido esta vez emular a Truman Capote y montarse una película a cuenta del exdirector gerente del Hospital de Inca, Federico Álvarez Vinent, al que le dedica comentarios dignos de una novela de terror.

Después de explicar que “la vicepresidencia y la Consejeríade Economía de CAIB, ha presentado y publicado las auditorías encargadas sobre los centros de CAIB y también del Hospital de Inca, podréis entender por qué solicité la inspección del año pasado o por qué despedimos al anterior gerente Federico Álvarez y por qué no hemos concedido la prórroga de jubilación que nos ha solicitado. En los años 2009 y 2010 este hospital tenía 10 cargos directivos con un coste de 600.000 euros año, mientras el Hospital de Manacor tenía sólo 5 directores, entre muchas irregularidades”, Bestard va mucho más allá y entra a saco en el tema.

“Una de las directivas cómplices de los resultados que explica la auditoría nos ha demandado por no pagarle los incentivos del año 2010, ¿qué os parece? El exdirector gerente, responsable de los resultados del Hospital de Inca reflejados en la auditoría nos quiere demandar por no prorrogarle el paso a su jubilación. Quería que le contratáramos como hematólogo en un hospital comarcal, Inca, en donde ya hay trabajando dos hematólogas, en donde no hacen falta más hematólogos y en el hospital en donde nunca ha trabajado como hematólogo. La cuestión es analizar quién debería demandar a quién. Adelante exdirector, demándanos, todo dependerá de tu nivel ético y de si en realidad piensas que tienes la razón”, escribe.

Pero la cosa no termina aquí, en absoluto, Bestard no contento añade: “El exdirector del Hospital de Inca, el que dejó el hospital quebrado, el jueves por la tarde, al salir de mi trabajo del Ib-Salut, a última hora de la tarde, estaba esperando en la calle en su coche y me propinó una mirada amenazante, ojos inyectados y frente rubicunda, no muy agradables palabras. Evidentemente no le voy a demandar, ganas no me faltaban, pero aunque la ley me obliga, el sentido común está por encima”.

Lo dicho, una novela de terror.