El titular no es mío, que conste, es la frase con la que el Sindicato Médico de Baleares (Simebal) ha definido la situación que se está viviendo actualmente en la sanidad balear, una situación que cada día se crispa más y más por el silencio de sus responsables, que recortan sin consultar a nadie.
Estos recortes han creado un panorama que el sindicato dibuja de la siguiente manera: “Explosión de indignación en el Hospital de Manacor por las medidas in extremis del Govern balear, que dejan al centro hospitalario en situación crítica asistencial, al dejar bajo mínimos servicios esenciales que pueden comprometer seriamente la salud de la población del área”.
“Sin prácticamente capacidad de respuesta, hoy, 1 de febrero, pueden tenerse que derivar todos los partos a los centros de Palma, al quedar desde las 15 horas un solo anestesista de guardia, lo que imposibilita la alternancia de quirófanos de urgencia y la aplicación de anestesias epidurales. A ello se suma la imposibilidad de contar con servicios de radiólogo desde las 22 horas”, mientras que “la desaparición del único psiquiatra de guardia deja al servicio y la unidad del centro totalmente sin asistencia especializada”.
En medio de este panorama desolador destacan, la asamblea multitudinaria de la AtenciónPrimaria, celebrada en la tarde-noche de ayer y la decisión de los doctores Serra y Bennaser del Servicio de Urgencias de Manacor de dimitir de su cargo, en una “una decisión sin precedentes en la historia reciente de la sanidad de nuestra Comunidad”.
Las alarmas se han encendido y ya se reclaman medidas contundentes ante la “absoluta falta de diálogo del Govern balear”.
Así que tomen nota, la Conselleria de Salut, el Govern… Todos unidos han conseguido llevar a nuestra sanidad a una gravísima situación, como no se recuerda en estas Islas, por lo que, como ayer decía una compañera, lo peor todavía está por llegar.