Vicenç Thomàs se ha hecho su última foto oficial como conseller de Salut, aunque haya sido en funciones junto a la ministra de Sanidad, Leire Pajín. Y lo ha hecho en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud más descafeinado de todos los tiempos, ya que no ha asistido ningún consejero de las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular. Este plante, motivado por la negativa de la ministra a retrasar el consejo hasta que tomasen posesión los nuevos gobiernos autonómicos, ha convertido la reunión en un “yo me lo guiso, yo me lo como”. Se han repartido fondos por valor de 71 millones de euros, de los que 45 han ido directamente a las autonomías, de los que 21 millones son para la atención a pacientes crónicos polimedicados y formación continuada de profesionales sanitarios en uso racional de medicamentos; 18 millones para la denominada estrategia de salud, de los cuales, 8 millones se destinan a cuidados paliativos; 4 millones para lucha contra el Sida y 2 millones para el desarrollo de programas de prevención y promoción de la salud. Y todo este dinero se ha repartido sin la presencia de los consejeros de ocho comunidades, otros que tienen los días contados y los de Andalucía, Cataluña, País Vasco y Galicia. Lo dicho, la última foto para la historia de la gestión de Thomàs es posiblemente la menos deseable, porque está en funciones y con un pie en la puerta.
