Era el mal menor que gobernara de nuevo el Partido Socialista en España. De haber gobernado la derecha, con la ayuda de esa extrema aterradora que debiera ser procesada cada vez que abre la boca y alienta la xenofobia y la desigualdad, la tensión en Catalunya hubiera ido en aumento y probablemente la confrontación social también.
Venezuela debería servirnos de ejemplo de lo que no queremos llegar a ver en nuestro País. Afortunadamente Rivera se equivoco cuando abanderó una alianza con la derecha que le dio millones de votos al único partido que quedo en el centro-izquierda en el momento político actual (porque es un hecho que el PSOE en el transcurso de los últimos veinte años ha sabido más bien poco defender las ideas y programas que abandera y ha bailado al son que le han marcado los más diversos pactos post-electorales). Ahora sin embargo se había quedado repentinamente sólo en el centro de la cancha y por mucho que se moviera de un lado a otro, todos los balones que se lanzaran en esa dirección tenían que ser solo para él porque no había nadie más alrededor.
Pero no nos engañemos, no es que el PSOE haya ganado las elecciones, en realidad lo que ha sucedido es que otros se han equivocado. El PP de Aznar lanzado a una reconquista de mostacho y gomina se endioso y le hizo creer a un Pablo Casado con ganas de medrar e ilusionado hasta las trancas, que era posible llegar a ser Presidente del Gobierno sin servir ni tan siquiera para ser presidente de una comunidad de propietarios.
Se equivoco Rivera el medir fatídicamente mal las fuerzas que le quedaban a Pedro Sanchez (como en su día hiciera Susana Díaz), porque Sanchez cree más en el PSOE que el PSOE mismo e incluso más que todos los socialistas afiliados desde que llevaban pañales, juntos.
Quienes no se han equivocado son los partidos nacionalistas catalanes y vascos que han conseguido parapetarse en el Congreso dispuestos a presionar lo que sea necesario para defender autonomía y/o independencia y mejoras en su financiación.
Por nuestra parte, en Baleares no nos hemos equivocado, en realidad es como si no existiéramos políticamente hablando, porque a los de aquí nos gusta pasar desapercibidos aunque sea a costa de seguir pagando para que los de Madrid, nos nos saquen de las listas cualquier día de estos.