El malo

Qué pasa con Bankia. No parece mala idea que se condene a sus directivos por meter en sus sacas unos 15 millones de euros. Es un alivio, así a bote pronto, ver cómo la justicia a veces parece justa.
Es una condena solidaria. Si vienen a bien, y entre todos. Cada uno que ponga lo que buenamente pueda. No alteren sus economías porqué aqui ya está Bankia, la caja de todos. Todos la llenamos y ellos la saquean. Ahora lo hacen para cumplir con la ley.
Una vez más ganan los malos. Así es la vida, en general.
Ni en carnaval podemos liberarnos. Xavier Grasset dijo hace unos días en un pregón carnavalero, que esa fiesta servía para reírse del poder, pero ahora había perdido esa función. Años que se carcajean en nuestras desgracias.
Lo de los bancos es de traca. Ya sabíamos que la usura y el negocio de la banca partían de la misma raíz. Sus bases son hermanas. La lista Falciani vueve a poner a la banca en primera línea.
Tal vez no todos los miembros de la lista son defraudadores, a algunos no nos sorprende verlos ahí, otros gozan hasta de simpatías, y encontrar a una orden religiosa con muchos ceros en Suiza parece feo.
Ser católico, con voto de castidad y de pobreza no casa bien con una cuenta en un banco suizo cargada de millones.
Tampoco es bonito que el obispado de Mallorca invite al President, a la Presidenta y al alcalde de Palma a darse un garbeo en la plaza vaticana. No es bonito porqué aquí, en Palma hay un señor que sí ayuda a muchos conciudadanos y ahora se van a la calle.
Poca esperanza queda. Aqui, larga vida al malo.