El Mallorca se desmelena

Las victorias en el fútbol siempre te alegran —las propias, claro—, mientras que los empates suelen dejarte casi siempre un sabor agridulce, normalmente más «agri» que dulce, aunque la igualada de este viernes ante el Betis podría considerarse una excepción. Así parecían sentirlo también los jugadores bermellones, por el modo en que se abrazaban y sonreían al finalizar el encuentro, como si en lugar de un punto se hubieran conseguido uno y medio o dos.

El partido jugado entre el Betis y el Mallorca en el Benito Villamarín fue de los que crean afición, pues hubo buen juego, goles —seis—, alternativas en el marcador, deportividad por ambas partes e incertidumbre hasta el final. Por haber, incluso hubo de nuevo los habituales penaltis que nos suelen pitar en contra en la mayoría de partidos, dos en este caso, aunque justos uno y otro, todo hay que decirlo.

Todos esos elementos hicieron que, en esta ocasión, uno de los más entrañables tópicos futbolísticos fuese de nuevo cien por cien verdad, el de que cualquiera de los dos conjuntos podría haber ganado el partido. Tras adelantarse el Mallorca por dos veces en el marcador, con dos extraordinarios goles del Cucho Hernández y de Ante Budimir, el Betis consiguió empatar sucesivamente con tantos de Sergio Canales y de Nabil Fekir, para adelantarse luego en el marcador gracias a un gran gol de Joaquín. Y cuando peor lo estaban pasando los jugadores de Vicente Moreno, el propio míster y quien humildemente escribe estas líneas, llegó el gol con algo de suspense de Take Kubo.

Si el Mallorca ya reaccionó bien ante la adversidad hace una semana ante el Alavés, este viernes volvió a demostrar que ha ganado en confianza y en capacidad de reacción en los momentos difíciles. Si el equipo bermellón consigue seguir en esa línea de desmelene ofensivo hasta el final de la temporada, el objetivo de la salvación parece ahora mismo más que factible, sobre todo si además consigue también evitar los puntuales desmelenes defensivos.