El mal juego del
Real Mallorca ya no sorprende a nadie, ni en la isla ni en sus desplazamientos. Triste imagen la ofrecida este domingo en el campo del Alcorcón por el equipo del
Nanu Soler, que parece no ser consciente de que está jugando con fuego asomando cada vez más la cabeza al precipicio de la zona de descenso.
Cuando el portero
Cabrero es de lo más destacado del equipo queda explicado el ramillete de virtudes del conjunto bermellón en su partido de este domingo.
Un
Alcorcón que no es nada del otro mundo es capaz de parecer un buen equipo frente a los mallorquines a los que no ha surtido ningún efecto el "confesionario" de esta semana ante el dueño y presidente del club
Utz Claasen.
Desde el primer minuto, dio la sensación de que el Real Mallorca no iba a por el partido, a por los tres puntos, sino que se conformaba con el empate. Visto así, objetivo cumplido. Quizás rácano. Y pudo ser peor, porque el equipo acabó el partido acorralado, encerrado en su terreno porque sólo el Alcorcón fue a por la victoria.
En definitiva, una ocasión más desaprovechada para hacer un colchón de puntos que permita evitar sufrimientos, sustos y lágrimas en el tramo final de la temporada en el que el equipo no ha entrado con buen pie.